Llega el clásico y toca defender el orgullo de un club que entre unos y otros quieren manchar. La ola expansiva del ‘Caso Negreira’ requiere poner límites y decirle al Madrid que quienes robaron con alevosía durante años con arbitrajes de escándalo fueron ellos. Más allá de Guruceta y el robo de Di Stefano, mi abuelo me contaba que allá por el año 1943, hubo un partido en el que el Madrid nos ganó por 11 a 1, con un árbitro que podía ser incluso de la directiva merengue. Leyenda o realidad, todos aprendimos lo de: “¡Así, así, así gana el Madrid!”
En cuanto al público de San Mamés, habrá que recordarles el talante violento de la era Clemente, cuando Andoni Goicoechea, lesionó sucesivamente a Schuster y Maradona.
Al igual que el Barça ha aprendido a defender sobre el terreno de juego, deberá hacerlo fuera de él. Son momentos en los que debemos dejarnos de luchas internas y cerrar filas para decirle al mundo que som el Barça i serem, mal que les pese, més que un club. Sobre el terreno de juego, la tensión ambiental no debe incidir en los jugadores, pero si el Camp Nou es una olla a presión, mejor. El equipo seguirá sin tener a Pedri, el director de orquesta de un ataque que le necesita. Habrá que sobreponerse. Y Araujo, vuélvela a tocar para que Vinicius no vea bola.
El Madrid viene a 9 puntos. Si quieren algo, que se abran. No hay que echarse atrás sino contemplar, esperar el momento y atacar, sin regalarles ninguna contra.
El domingo hay que ganar, amarrar la Liga y mostrar con orgullo que somos el Barça y aquí seguiremos por mucho que nos quieran tumbar.