No sería justo definirlo como ‘empanada mañanera’, pero sí falta de garra en algunos momentos. El Girona se presentó en Vallecas con intenciones claras de revertir la racha de dos encuentros conociendo la derrota pero, como bien saben, el feudo de la franja no es un lugar sencillo para salir con puntos bajo el brazo.
Nadie puede discutir que los goles de Isi y Trejo son imposibles para las intenciones de Gazzaniga. Ya es difícil que en diez minutos desahucien a las arañas de su casa sobre las esquinas del arco argentino, pero es cierto también que los de Míchel pudieron defender algo mejor las acciones.
El Rayo impuso la presión que tanto le caracteriza y gozó de más ocasiones durante el primer tiempo, incluso de una madera por parte de Lejeune que pasó casi desapercibida por el ángulo de remate. A pesar de ello, las dos penas máximas falladas por los locales, también por mala fortuna en el resbalón de Arnau, dieron vida a un Girona que siempre deja tantos en los 90 minutos.
En el punto ganado tuvo que ver Míchel, quien quiso contrarrestar y reforzar una banda izquierda en la que no acabaron de salir las cosas. El cuadro catalán, de menos a más claramente, generó notablemente el peligro por el costado zurdo de la manera que no pudo hacer durante el primer ecuador. La entrada de Javi Hernández y Toni Villa agitó al Girona y minimizó a Isi y compañía.
De nuevo, los pupilos del técnico vallecano vieron como las segundas partes sí son buenas para sus jugadores, aunque últimamente sea forzosamente por un resultado en contra. El punto hizo justicia y pudo quedarse incluso corto por las ocasiones generadas del 45 al 90.
Pues sí, el Girona ganó un punto pero perdió una nueva batalla con ese monitor cuadrado al que llamamos VAR. En la última jugada los visitantes y, especialmente Míchel en sus declaraciones, pidieron poder tener la oportunidad de fallar, al igual que el Rayo, un penalti que no se concedió y que despertó todas las alarmas por la diferencia de criterios con menos de dos semanas de diferencia. Ni perjudicados ni beneficiados entendieron la decisión, y ya es difícil que eso ocurra. Al final, un punto vestido de parón hasta abril, fecha en la que se reanudará la competición.