Fue la gran sorpresa de la noche, más comentada en la grada incluso que la lesión de Xavi. Volvía Ibrahimovic tras cumplir sanción liguera ante el Valencia, es decir, completamente descansado, pero Pep Guardiola decidió dejarlo en el banquillo. Lo justificó Tito Vilanova en que habían preferido contar con el ataque que terminó el choque ante el Valencia y que tan buen resultado les dio. No se equivocaron. Se repitió la historia del sábado. Thierry Henry, híper-motivado, ofreció múltiples soluciones por el centro, mientras Messi volvía a ser decisivo tanto con sus goles como con sus pases. Hasta Pedro se unió a la fiesta marcando el segundo gol.

Pero la alegría no evitó que la gente se acordara de Ibrahimovic, a quien últimamente persigue su mala suerte y también los fantasmas del futuro (Villa) y el pasado (Eto'o). En el descanso, la pregunta era: “¿Qué hará ahora Pep con él en partido grande?”. Conscientes los aficionados barcelonistas y también Pep Guardiola del inconformista carácter del delantero sueco, lo mejor es que todo hubiera quedado solucionado ayer mismo para evitar que se generara más debate. Por eso, el técnico dio entrada en cuanto pudo al jugador y el público le animó desde que saltó a calentar. El ariete respondió con aplausos hacia la grada a los gritos de “Ibra, Ibra, Ibra” y recibió una atronadora ovación cuando sustituyó a Busquets.

El escenario era inmejorable. 3-0 en el marcador, el Stuttgart entregado y el Barça todavía con ganas. El sueco lo intentaba, pero apenas le salía nada. Braceaba, suspiraba y agachaba la cabeza jugada tras jugada. No consiguió su deseo de marcar, pero al menos le dio una asistencia marca de la casa al recién entrado Bojan para que cerrara la cuenta azulgrana.

Sus compañeros, sabedores de la importancia que tiene un gesto o un abrazo en los momentos duros casi hicieron mayor piña con el sueco que con el autor del tanto, otro que, como Henry o Touré, se rearmó anoche moralmentey se quitó del mal sabor de boca que le dejó el partido del Valencia. Ahora, el reto de Pep pasa por 'resucitar' también a Ibrahimovic. Es necesario para este último tramo

Lehmann provocó y fue abroncado por el público

Desde el pitido inicial, la relación de Lehmann con el público no fue buena y cada vez que el meta tocaba la pelota era silbado. La cosa fue a mayores cuando, en actitud chulesca, se negó en primera instancia a recoger una pelota de dentro de su portería y la afición azulgrana le dedicó la gran bronca de la noche