Han pasado ya casi tres meses desde que Donald Trump volvió a la Casa Blanca. El líder de los republicanos arrasó en unas elecciones que fueron menos ajustadas de lo que todos esperaban. Y, desde entonces, tal y como podíamos prever, su nombre no se ha dejado de escuchar en todos los medios de comunicación.
Estas últimas semanas, el presidente de los Estados Unidos ha estado en el epicentro de la polémica por la política arancelaria que ya es una realidad. Buena prueba de ello fue la estrambótica exposición que Trump hizo hace tan solo unos días, en la que mostró una pizarra con los porcentajes aplicados a cada país.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anuncia los nuevos aranceles para el resto del mundo
Pero lo que claramente no podía esperar Donald Trump era que el resto de países del mundo se quedaran de brazos cruzados. Una de las superpotencias que no ha tardado en responder a las medidas del presidente estadounidense ha sido China. Y lo ha hecho atacando a Estados Unidos en uno de sus puntos débiles, donde más duele
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La primera medida del Gobierno chino era previsible: combatir aranceles con aranceles. Si Estados Unidos aplica los suyos, China impondrá un 34% a partir de la próxima semana. Todo ello a menos que ambas administraciones lleguen a un acuerdo antes de que las tarifas americanas entren en vigor. Pero ese no es el as en la manga de China.
El presidente de China, Xi Jinping
El Gobierno de Xi Jinping puede golpear en un punto crítico con lo que conocemos como tierras raras. Llamamos así elementos únicos, entre los que se encuentran químicos o metales, que no se pueden conseguir de manera pura. China tiene la llave de esas tierras raras, elementos que son de vital importancia, por ejemplo, en la construcción de equipamiento militar.