La fórmula para frenar a Jokic la inventaron… los Lakers

NBA

Los Timberwolves han perfeccionado la fórmula del doble pívot para tumbar a Jokic, un plan que aplicaron primero con éxito los Lakers 

El triple MVP reconocía en enero que la defensa más dura a la que se había enfrentado era la del conjunto angelino en la burbuja de 2020 con Davis, Howard y McGee

El dúo Rudy Gobert - Karl-Anthony Towns, con la fundamental colaboración de Naz Reid, ha demostrado ser el antídoto ideal para frenar al Joker, o por lo menos, debilitar su sistema 

Denver tenía el enemigo en casa: Tim Connelly, el mismo ejecutivo que drafteó a Jokic, fue el que tuvo la idea de juntar a Gobert con Towns en Minnesota

Jokic, defendido por Davis y LeBron en las Finales de Conferencia de 2020

Jokic, defendido por Davis y LeBron en las Finales de Conferencia de 2020

Getty Images

En enero, en pleno apogeo de la que acabaría siendo la temporada de su tercer MVP, Nikola Jokic reflexionaba en el podcast de Michael Porter Jr. sobre la defensa más complicada a la que nunca se había enfrentado. 

“Pienso que fue en la burbuja (2020), cuando ellos tenían tres o cuatro jugadores grandes, cuando tenían Anthony Davis, Javale McGee, Dwight Howard. Eso es un poco como lo que Minnesota hizo con Towns y Gobert”, admitía el balcánico. 

Tan sumamente inteligente, el Joker no tardó en encontrar el vínculo entre el experimento de los Lakers y la que ha acabado siendo la fórmula con la que los Timberwolves han despedido al campeón. 

Aunque no deje de ser una irónica paradoja, los de púrpura y oro -con un balance de 1-8 en los dos últimos playoffs contra Denver y casi dos años sin ganar a los de Colorado-, fueron lo que inventaron el antídoto para parar o cuanto menos ralentizar a Nikola Jokic: el doble pívot. 

El puñado de pívots de aquellos Lakers que acabarían resultando campeones en el primer y único anillo hasta ahora de LeBron James con el conjunto angelino permitía a los de Frank Vogel poder mantener siempre dos grandes en pista o gran parte del tiempo de la misma manera que los Timberwolves con Rudy Gobert, Karl-Anthony Towns y Naz Reid. Acumulación de tamaño para enviar ayuda consistente al que defienda al serbio. Los de California ganarían aquellas Finales de Conferencia por un claro 4-1. 

Sin embargo, y aunque la receta de los Lakers había demostrado su efectividad, el hecho de que aquellos Nuggets estuvieran en construcción había puesto en cuestión el método. 

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Gobert y Towns, un doble muro que pudo con Jokic

David Zalubowski / Ap-LaPresse

Después de todo -y como se acabó probando con el anillo de Denver en 2023-, aquel equipo era aún inmaduro y estaba sentando sus bases. Jokic tenía aún 25 años y aún no había alcanzado su mejor forma física a un año vista de su primer MVP, Jamal Murray tenía 23, Michael Porter Jr. 22 y, no menos importante, no había llegado una pieza fundamental en el entramado del Joker como Aaron Gordon. 

Al acecho siempre de los balones doblados bajo el aro, el ex de los Magic vino a ser el vértice que completó un triángulo infalible junto a Jokic y Murray, pues es el que hace pagar las ayudas que los equipos envían al serbio y el canadiense cuando estos atacan el aro. 

La temporada pasada, con Nikola Jokic viniendo de levantar los MVP de 2021 y 2022 y los equipos desconcertados en búsqueda de un remedio contra el serbio, vino a ser curiosamente el cuestionado Doc Rivers el que desplegara un eficaz plan sobre la marcha para interrumpir el flow del balcánico en una estrategia con reminiscencias de la desplegada por los Lakers. 

En aquel Sixers-Nuggets de enero de 2023, el conjunto de Michael Malone se fue al descanso ganando cómodamente por 58-73 pero la decisión de Rivers de poner a P.J. Tucker defendiendo a Jokic y que Joel Embiid fuera el que se quedara cerca del aro cambió la dinámica por completo. 

El concepto es el mismo aplicado por los Timberwolves para eliminar a Denver: un pívot establecido bajo el aro para saltar a la ayuda cuando Jokic intentara anotar y que a la vez estuviera pendiente de Gordon y bloqueara cualquier corte hacia el aro de un jugador de los Nuggets asistido por el triple MVP, parte también esencial de la identidad del todavía campeón reinante. 

Los Sixers acabarían ganando 126-119 y dejando a Jokic en 8 puntos y 4 asistencias en la segunda parte tras 16 tantos y 5 pases de canasta en la primera. Además, hasta 6 de las 7 pérdidas del serbio se dieron en esa segunda mitad. Sin embargo, la estrategia acabó quedando quizás en un segundo plano al ser un partido de temporada regular. 

No obstante, los Lakers recurrieron a la misma fórmula el año pasado en las Finales de Conferencia, con un ‘4’ defendiendo a Nikola Jokic dejando que el ‘5’ se quedara cerca del aro sin tener una marca asignada con el dúo Rui Hachimura - Anthony Davis. Los de púrpura y oro parecieron haber dado con el remedio en la recta final del Game 1 pero acabó siendo una barrida de Denver (4-0). 

Aparte de que Jokic aprovechó su mayor tamaño para imponerse en el matchup con el japonés, la distinta manera de Malone de utilizar a Aaron Gordon -algo que también hizo contra Minnesota-, acabó echando abajo el plan de los Lakers. 

Entre otros matices, el inesperado acierto en los triples de Gordon, su habilidad para superar a Davis en el uno contra uno desde posiciones más abiertas y su uso como bloqueador para dar a Jokic el defensor que quería, Davis, arruinó los planes de Darvin Ham. Los Lakers intentaron la misma fórmula en la primera ronda de estos playoffs pero el nulo éxito la acabó descartando. 

Los Timberwolves tiran la casa por la ventana por Gobert

Y, de manera quizá inesperada, llegaron los Minnesota Timberwolves y mejoraron el antídoto hasta perfeccionarlo y cantar bingo. Aplicando ese dicho de que al enemigo hay que destruirlo desde dentro, el mismo visionario que había drafteado a Nikola Jokic en el número 41 en 2014 e incorporado a Gordon, Tim Connelly, empezó a visualizar el método ideal para frenar al Joker: lo primero prácticamente que hizo nada más dejar Denver para ser nombrado Presidente de Operaciones de los Wolves fue tirar la casa por la ventana por Rudy Gobert en el verano de 2022. 

En una operación sorprendente, los Timberwolves mandaron a Utah a Malik Beasley, Patrick Beverley, el ex azulgrana Leandro Bolmaro, Walker Kessler, Jarred Vanderbilt, cuatro picks de draft de primera ronda y un intercambio de selección de draft sólo para conseguir a Gobert. Aunque tres veces Mejor Defensor de la NBA -cuatro ya-, las limitaciones ofensivas del galo y su mala primera temporada en Minny generaron muchas dudas y críticas. 

Connelly, junto a Gobert el día de la presentación del francés

Connelly, junto a Gobert el día de la presentación del francés

Getty Images

El internacional galo se ausentó de los mejores quintetos defensivos de la temporada por primera vez en seis años y su altercado de final de temporada con Kyle Anderson en el banquillo fue la gota que colmó el vaso. 

Pero los Timberwolves no sólo no traspasaron a Gobert, sino que le mantuvieron en el quinteto titular manteniendo firma su apuesta de Torres Gemelas con el francés y Towns. 

Pese a que Minny cayó ante Denver 4-1 el año pasado en la primera ronda de playoffs, la finalidad de ese doble pívot era ser la tan buscada criptonita de Nikola Jokic. 

Con estatura y tamaño garantizados, Towns tenía que ser el encargado de defender al serbio y Gobert venía a ser el complemento ideal con su dones defensivos y condiciones atléticas como guardián del aro. 

El cuatro veces Mejor Defensor del Año tiene envergadura para cubrir a la vez los ataques al aro y Aaron Gordon, puede proteger la pintura de los jugadores de Denver cortando asistidos por el Joker y tiene rapidez para salir al perímetro a puntear tiros. Además, ambos tienen un encaje natural en ataque por la habilidad de Towns de lanzar triples y penetrar y las virtudes de Gobert para rebotear y convertir cerca del aro.

Un dúo de gigantes de garantías más un ejército de jugadores más pequeños con gran facilidad de pasar pantallas como Anthony Edwards, Jaden McDaniels y Nickeil Alexander-Walker, todos ellos pesadilla para un inconsistente Jamal Murray. Y a todo ello, un entrenador, Chris Finch, y un principal técnico asistente, Micah Nori, con pasado en Denver. 

Armas para desmantelar a Denver en los despachos, el banquillo y el parqué. Ya lo decía Jokic tras la dolorosa derrota del Game 7: “Están construidos para ganarnos”. 

Los Timberwolves dejaron a Jokic en un 23% en triples tras su 47% en los playoffs de 2023

Con tal preparada estructura, los Timberwolves volvieron al sexto y séptimo partido al plan inicial y del que quizá se habían alejado demasiado con los ajustes de los Nuggets mientras que estos volvieron al predecible ataque en estático que puso a los de Minneápolis 2-0 arriba. En otro importante detalle, los de Finch doblaron a Jokic en el poste con el jugador que había estado defendiendo a su pasador saltando al trap restando tiempo y espacio al serbio. 

Aaron Gordon, sólo 4 puntos en el Game 7, dejó de ser el factor X que había cambiado la dinámica de la serie como bloqueador para forzar que Gobert se emparejara con Jokic. Towns navegó las pantallas y los Timberwolves tendieron a ignorar a Gordon cuando este iniciaba el ataque. 

Dejando de un lado los ajustes y la mayor diversidad en la ofensiva que les había llevado a remontar, los Nuggets se acabaron entregando por completo en una muestra de desesperación al juego de 2x2 de Jokic y Murray, a quienes se les cerraron los caminos por la nula aportación del resto. Los de Finch hasta descubrieron una debilidad del pívot como los triples, con un 23% en este serie tras su impresionante 47% el año pasado en playoffs.  Los Lobos optaron por ignorar al serbio en el perímetro en el Game 7 tanto, focalizando sus esfuerzos defensivos en el manejador en el 2x2 y obstruyendo la pintura para prevenir sus pases.  Acertaron de lleno con el 2/10 en triples del balcánico. 

Los Timberwolves lograron desfigurar la identidad de unos Nuggets cuya realidad es que habían dependido en exceso de tiros complicados de Murray en la primera parte del Game 7. Jokic y Murray acabaron con 35 y 34 puntos pero el juego colectivo de Denver colapsó por completo sin más jugadores con dobles dígitos y unas irrisorias 18 asistencias para lo que es el juego del campeón, muy previsible dando el balón al serbio en el poste sin un movimiento de balón previo. 

Los Minnesota Timberwolves -más si se enfundan el anillo-, han acabado ganando la carrera para detener a Jokic o por lo menos debilitar un sistema que pondrán a prueba a partir del miércoles Luka Doncic y Kyrie Irving. La carrera que, paradójicamente, empezaron los Lakers. 

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