La doble de Shakira visita 'First Dates' en busca de su hombre ideal: "Con un parecido a Piqué pero con menos pelo"

TELEVISIÓN

Ana llegó al programa de citas de Cuatro en busca del amor

Ana, en 'First Dates'.

Ana, en 'First Dates'.

Cuatro

Una noche más, el restaurante más famoso de la televisión abrió sus puertas para dar una nueva oportunidad a solteros y solteras de encontrar el amor. Fue el caso de Ana y Lorenzo, que acudieron a 'First Dates' con ganas de encontrar a su media naranja, aunque ya adelantamos que la cita no salió como esperaban.

Ana fue la primera en entrar en el restaurante del amor. De 43 años y de Tenerife, esta soltera se presentó a sí misma como una doble de Shakira, alguien con un gran parecido a la cantante. "Me parezco a Shakira. En la forma de bailar, en la fisionomía de la cara, en los rasgos, en el pelo", aseguró, muy convencida. 

Ana, en 'First Dates'.

Ana, en 'First Dates'.

Cuatro

Y como no podía ser de otra manera, su pareja debía guardar un parecido con Gerard Piqué. "Quiero a alguien con un cierto parecido a Piqué, pero no con tanto pelo, que tiene mucho pelo. Y encima lo tiene pelo pincho", comentó la tinerfeña.

"He conocido a algún chico, pero no ha prendido la llama. De hecho, mis exnovios son muy parecidos a Piqué. Quiero a alguien con los ojos claros. Que sea atlético, divertido, que tenga mucha conversación, ganas de trabajar y de hacer cosas", le explicó posteriormente a Carlos Sobera.

Ana, en 'First Dates'.

Ana, en 'First Dates'.

Cuatro

El programa le preparó una cita con Lorenzo, de 46 años y también de Tenerife. Sin embargo, Lorenzo no tenía ningún parecido con el exfutbolista. Así que, ya de entrada, la primera impresión no fue buena: "No es mi tipo de hombre. No es el hombre con el que querría una relación". En cambio, a Lorenzo le gustó mucho su cita.

Lorenzo, en 'First Dates'.

Lorenzo, en 'First Dates'.

Cuatro
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El desenlace de la cita de Ana y Lorenzo

Ana lo tuvo claro desde el principio: no quería otra cita con Lorenzo. Pero tampoco ayudó el hecho de que, Lorenzo, maquinista naval de profesión, estuviera buena parte de la cena hablando de barcos. Cuando llegó la hora de la verdad, Ana, muy amablemente, lo rechazó.

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