Parece mentira, pero es verdad. El Athletic tiene este domingo ante sí un encuentro de esos que suelen denominarse ‘a cara de perro’ frente al Villarreal. Los dos últimos inquilinos del banquillo del primer equipo bilbaíno frente a frente. Marcelino , como míster del conjunto groguet. Valverde con sus leones.
Una cosa hay que reconocer abiertamente. Con el técnico asturiano pasaba en el entorno rojiblanco algo similar a lo que sucedía con Raúl García cuando venía a San Mamés con el Atlético de Madrid. No se discutía su valía profesional, pero nadie le tragaba. De hecho, al anunciarse su fichaje como león, muchos amenazaron con romper el carné de socio y luego nada de nada. Al revés, le aplaudieron a rabiar desde el día que debutó y marcó ante el Getafe.
La contratación de Marcelino tampoco gustó en exceso. Elizegi decidió destituir por sorpresa a Gaizka Garitano y poco después anunció la llegada del asturiano. El ahora técnico groguet, que tiempo atrás había tenido sus roces con el Athletic, aterrizó en Lezama y en poco tiempo se metió en el bolsillo a la plantilla y a la propia afición. Fútbol.
Su salida, con elecciones a la presidencia a la vista, suscitó debate. Muchos socios rojiblancos pidieron a los candidatos al sillón de Ibaigane que fueran con Marcelino como míster. Ninguno de los tres le llevó porque, entre otras cosas, él tampoco quiso.
Otro momento, otra situación. Ahora Valverde es el sheriff y Marcelino el enemigo a batir este domingo en La Cerámica.