La apuesta de Valverde de cara al enésimo intento de acabar con la mala y larga racha en el Bernabéu saltó por los aires a escasos minutos para la conclusión de este clásico entre Real Madrid y Athletic. La muralla rojiblanca acabó cediendo a un suspiro del final tras el continuo intento de acoso y derribo de los de Ancelotti durante el segundo tiempo. Los leones, lamentablemente, no dieron señales de vida en ataque.
La entrada en acción de Maroan en la segunda mitad y un tiro de Unai Simón constituyó todo su bagaje ofensivo. Insuficiente, claro está, para tratar de asaltar el coliseo merengue.
En Madrid extrañó la rotación masiva llevada a cabo por Valverde en el Bernabéu. Cierto es que el técnico gasteiztarra mantuvo sólo a Berenguer en el once titular y cambió a los otros diez leones que habían arrancado el jueves en San Mamés frente al Rangers. Nueve de ellos se quedaron ayer en el banquillo y el décimo, Nico Williams, ni siquiera viajó por una pubalgia.
Sorpresa, pero menos
Sorpresa pero menos, por tanto, tantas variaciones en el equipo bilbaíno; puesto que Valverde de Villarreal a Ibrox introdujo siete, de Glasgow a San Mamés ante el Rayo nueve y del conjunto vallecano al escocés, también en casa, otras nueve. Cuatro choques muy importantes además para el futuro liguero y continental del conjunto del Botxo.
Berenguer, el único repetidor respecto al Rangers, estaba llamado a ejercer en el lugar vacante por la lesión de Nico Williams. Nada nuevo, puesto que en los anteriores cuatro partidos que se había perdido el navarro había sucedido tres cuartos de lo mismo: Celta en San Mamés (3-1), Girona en Montilivi (2-1), Betis en el Villamarín (2-2) y Girona en San Mamés (3-0). Ayer, sin embargo, fue Unai Gómez el que se abrió al ala izquierda y el navarro jugó por detrás de Guruzeta. El bermeotarra, por cierto, fue el único que obligó a intervenir a Courtois.