Apenas tres semanas después de humillar en Champions League al Tottenham con un histórico 2-7, el Bayern Múnich ha pasado de ser elogiado de forma unánime en Europa a la cruda realidad en la Bundesliga. El empate cosechado el sábado a domicilio ante el Augsburgo (2-2), unido a la derrota en casa frente al Hoffenheim (1-2) en la jornada anterior previa al parón de selecciones, han desatado las críticas hacia el equipo dirigido por Niko Kovac.
Una vez finalizado el partido en el WWK Arena de Augsburgo, Uli Hoeness y Karl-Heinz Rummenigge, presidente y director gerente del Bayern, tuvieron un cara con el propio Kovac y ambos dirigentes, sin poder disimular el enfado en su rostro, no quisieron hacer declaraciones ante los medios informativos.
“Solo cuatro victorias en ocho partidos, este no es nuestro nivel”, aseguró Manuel Neuer en un ejercicio de autocrítica. “Si concedes un gol a los pocos segundos de juego y luego otro justo antes del final del partido, algo quiere decir. Este es un problema de cabeza. Este no es el Bayern“, agregó el meta del equipo muniqués, que encajó el 1-0 en el primer minuto por medio de Marco Richter y vio cómo Alfred Finnbogason evitó su triunfo en el 91’.