En el fútbol, como en la vida, hay momentos que marcan la carrera de un futbolista. Tanto en el buen sentido, como en el malo. Comúnmente los segundos son los más difíciles de olvidar y pueden acabar con la carrera de un jugador. Minar su confianza, no poder soportar las críticas y no recuperar su mejor versión.
No fue este el caso de Bukayo Saka, que el sábado frente a Suiza logró su redención con Inglaterra. La exhibición de personalidad, en un partido que se le volvió a atragantar a los 'pross', habla claramente sobre la mentalidad de la estrella del Arsenal. Hace solo tres años, en la final de la Eurocopa de 2020, salió del banquillo como apuesta de Southgate para la tanda de penaltis ante Italia y falló su lanzamiento, como también Marcus Rashford. Los días siguientes fueron un verdadero infierno. Saka recibió graves insultos que transgredieron el deporte. Se metieron con su color de piel y sus orígenes en uno de los episodios más graves y lamentables que se recuerdan en el deporte británico.
Cualquiera hubiera comprendido que eso afectara de algún modo a Saka, pero Bukayo demostró estar muy por encima de la crítica. Enseñó una mentalidad ganadora, competitiva y, lo más llamativo, estar por encima de todos los que le faltaron al respeto. "Ha demostrado carácter. Después de la Eurocopa volvió al Arsenal y se ha convertido en su lanzador de penaltis. Muestra la mentalidad que tenemos en el equipo", destacó Pickford tras el duelo ante Suiza. No le falta razón. Y es que sorprende pensar que actualmente solo tiene 22 años y ya es uno de los mejores jugadores del planeta. Tenía solo 19 cuando infinidad de personas tuvieron un comportamiento injustificable con él. Por fortuna para el fútbol y para el Arsenal no se dejó llevar y ahora es una de las estrellas de la Premier League y un indiscutible para Southgate.
Suiza no era un rival sencillo, como se pudo comprobar, pero Saka demostró que muere por la camiseta. Más que todos los que una vez se metieron con él. Acabó de MVP de los cuartos de final en un partido que jugó de carrilero, una posición que hace años que no es común en él, y no solo fue el jugador más peligroso del partido, sino que marcó un golazo. La tensión era palpable en el Espirit-Arena en la tanda, cuando Saka, como hacen los grandes, tomó el balón para tirar el tercero de Inglaterra sin miedo a las represalias. Sin dudas, con firmeza, engañó a Sommer y la clavó enganchada al palo. Explotó la grada inglesa, consciente de lo que significaba ese momento, cerrar un capítulo nefasto para Bukayo.
"¡Menuda actuación ha hecho todo el partido! Además en una posición donde había jugado hace años, pero no acostumbra ya. Les ha creado problemas todo el partido, ha marcado un verdadero golazo… Pero incluso sin el balón, ha trabajo, hecho entradas y ayudado durante los 120 minutos", lo elogió Kane. No quiso quedarse ahí el capitán, sino que añadió que "se la mentalidad que has de tener en una situación así. Lo que pasó en el pasado… Nos preparamos muy bien para momentos así, lo ha tirado de forma perfecta. Es una gran noche para él y se lo merece”.
Un triunfo que, sin lugar a dudas, entrará en el Salón de la Fama de los recuerdos de Saka, que encontró la redención en una demostración de personalidad enorme y merecida. Y es que Inglaterra, en el presente y en el futuro, va a necesitar mucho de él.