El Barça llegó al Bernabéu tocado por la eliminación de la Europa League y la derrota en Almería. Esperaban otro tropiezo azulgrana para subir el volumen de la campaña del ‘cagómetro’ pero se quedaron con las ganas. Los planes les salieron al revés. Fue la 15ª profanación culé del santuario blanco desde 2004. En lugar de criticar la inoperancia del Real Madrid trataron de empañar la victoria azulgrana arremetiendo injustamente contra Xavi, aprovechando que el Barça no jugó a lo que juega habitualmente, cuando en realidad eso fue lo meritorio. Sería criticable si la excepcional apuesta ultradefensiva del jueves fuera la propuesta habitual de Xavi porque él nos vendió todo lo contrario: mandar en el partido, defender con balón, juego de posición, presión alta, defensa adelantada... Pero cambiar, excepcionalmente, el estilo habitual, practicando un 4-1-4-1, sabiendo que las bajas diezmaban al equipo, para contrarrestar las virtudes del rival, que en el Madrid es atacar con espacios, fue un acierto. Y también una lección para aquellos ‘yihadistas’ del estilo que solo admiten una manera de llegar a la victoria. Es curioso verles cómo ‘mataban’ al Tata, Valverde o Koeman por algún triunfo sin brillo y ahora son los primeros en celebrar la gesta del jueves y justificar a Xavi. Defender bien y saber sufrir también da buenos resultados. Araujo, Marcos, Koundé y De Jong fueron los héroes. En cambio, Raphinha y Ferran Torres, los fichajes más caros, volvieron a decepcionar.
Preocupa la deficiente gestión de la cantera, con Alexanko al frente. Jutglà se marchó libre al Brujas que, siete meses después, está a punto de venderlo al Lazio por 15 millones. El máximo goleador del filial, Víctor Barberà, también se marchará libre al club belga. Y la otra perla, Ilias Akhomach, está a punto de volar a Leeds. Los responsables de La Masia les hacen ofertas económicas irrisorias mientras se han gastado dos millones en un turco que ha durado cuatro meses. El jueves se anunció el fichaje del hijo de Ronaldinho, cuya incorporación fue desaconsejada por los técnicos pero “es una orden de presidencia”. Los intereses personales de siempre. Y luego se pone el grito en el cielo por la eliminación en la Youth League a manos del modestísimo AZ Alkmaar mientras García Pimienta, despedido incomprensiblemente al llegar Laporta, dirige a la UD Las Palmas como líder de Segunda.
La sensación de desorden en el club es generalizada, con alienaciones indebidas y pérdidas económicas operativas, como evidencias. ¿Se imaginan que Apple o Zara no tuviera un Director General? Respecto al Espai Barça, solo quedan tres meses para que teóricamente entren las grúas y no hay financiación, ni licencias de obras ni proyecto ejecutivo desarrollado. Adjudicar la obra a la constructora turca sin un proyecto constructivo detallado coloca al club en una posición de debilidad absoluta porque luego no tendrá ninguna garantía para exigir la excelencia en la ejecución, construcción o calidad de los acabados.
Y el plan de financiación se está disparando. Los inversores están exigiendo un interés más alto para prestar su dinero ya que recelan de que la constructora turca, sin experiencia en Europa, cumpla el precio y los plazos, y se aprovechan de que el Barça va muy presionado por los tiempos y porque Laporta ya derribó, incomprensiblemente, una parte de la tercera gradería del Camp Nou en la que no se han podido vender entradas. El proyecto patrimonial más importante de la historia del Barça no debería hacerse con prisas.