La pasada semana, las autoridades de la Unión Europea presentaron un sorprendente plan para pedir a sus ciudadanos que tengan siempre a mano un kit de supervivencia de tres días para eventuales casos de emergencia, como una posible guerra o una catástrofe natural. Un aviso cargado de alarmismo para unos, conveniente para otros y que, sin duda, no deja a nadie indiferente. Y más cuando hoy hace cinco años estábamos mundialmente encerrados en casa, comprábamos papel de váter a punta pala, y el Doctor Antoni Trilla había ya bajado al césped del Camp Nou para contarles a Bartomeu, Setién, Messi y compañía lo que era eso del coronavirus.
Hoy, la Comisión Europea nos has resquebrajado la percepción de vida segura en la que estábamos instalados y nos dice que el kit debe incluir agua embotellada, alimentos envasados no perecederos, radios a pilas, pilas para la radio, una linterna (también a pilas, supongo), una batería de repuesto para el móvil, medicamentos imprescindibles, productos de higiene, gafas, dinero en efectivo, un hornillo y un extintor. Menuda fiesta nos vamos a montar, con atún enlatado a mansalva. Nada dice de libros, el famoso kit. La cultura y el deporte han desaparecido en el paquete para sobrevivir estas 72 angustiosas horas.
Ya sería mala suerte que, de nuevo, se detuviese el mundo ahora que el equipo de Hansi Flick está en estado de gracia, que Szczesny parece Ramallets, que Lewandowski vive una segunda juventud, que Ferran es más tiburón que nunca, que De Jong ha callado bocas y que Pedri y Lamine Yamal compiten por el Balón de Oro a marchas forzadas. Ahora que el Barça está a un partido de colarse en la final de Copa y que los jugadores ya hablan de un triplete que, por cierto, está a quince encuentros de poder ser realidad. ¿Qué tal si, para evadirnos de la realidad, incluimos en el kit un vídeo con los 672 goles de Messi? Así, al menos, nuestro aislamiento será más llevadero. Cojamos también un diccionario de inglés, así cuando volvamos a Montjuïc podamos decir a los turistas que se sienten de una vez, que con tanto selfie no nos dejan ver el partido. Y tengamos también un calendario a mano, para ir contando la cuenta atrás para volver al Camp Nou y para contar los años que nos faltan para construir un nuevo Palau, para el que no hay proyecto conocido, ni aprobación municipal, ni dinero para construirlo. Ya puestos, en el kit incluíamos una copia de los Estatutos del Club, para ver dónde podemos incluir que al socio, todavía dueño del Club, no se le pueden esconder los contratos con constructoras, patrocinadores, proveedores varios, marcas de vestimenta o comisionistas varios en nombre de la confidencialidad. Nunca en la historia del Club, en democracia, había habido tan poca transparencia como ahora. Quizá sea esta opacidad, precisamente, el kit de supervivencia de la actual Junta.
MALA LECHE
1. Messi ya ha marcado muchos más goles con el Inter de Miami (38) que con el PSG (32). Y eso, casi, con la mitad de partidos. 44 en Miami, 75 en París.
2. Luis Enrique, ganando la Liga con el PSG, ya habrá conseguido más títulos de Liga como entrenador (4) que como jugador (3). Como futbolista ganó una con el Real Madrid y dos con el Barça. En el banquillo, dos con el Barça y dos con el PSG.
3. El dato más curioso de la batalla por la Bota de Oro. El empate entre Dembélé y Haaland por el séptimo lugar. 21 goles cada uno. Ver para creer.
4. Por cierto, de Balones de Oro masculinos españoles ha habido dos: Luis Suárez y Rodri. Pero de Bota de Oro europeo, ni uno en 57 ediciones, desde su fundación. Y esto no depende de un jurado, sino de la propia realidad goleadora.
5. No hay nada que tema más que escuchar a barcelonistas calculando que nos podemos proclamar campeones de Liga ganando al Real Madrid en Montjuïc. Silencio, por favor.
ME HA GUSTADO
Que Lunin tuviese razón
El portero ucranio del Madrid fue sincero en el flash-interview tras el Real 3-Leganés 2 del pasado fin de semana. “Estos partidos los tenemos que ganar sin ayudas” dijo, en caliente, después de un encuentro donde el gol y la falta que propiciaron los dos goles de Mbappé solo existieran a criterio del colegiado González Fuertes. Por más que después, con las manos en la cabeza, hicieran rectificar al portero a través de las redes sociales, su ataque de sinceridad ya había dado la vuelta al mundo. Porque sí, efectivamente, el Madrid que aspira a la 16ª Champions y al primer triplete de su historia, no debería necesitar ayuda externa para ganar a un equipo que está en zona de descenso. Pero es que “la ayuda” no es cuestión de un día. Si el Madrid ha llegado lejos en la Copa es por el arbitraje que padeció el Celta en el Bernabéu. Si el Madrid sigue con todas las opciones en la Champions es por ese penalti anulado a Julián Álvarez en la fatídica tanda. En la Liga, el golpe de mano arbitral ante el Leganés solo fue un ejemplo más. Por eso le costará tanto, al Barça, ganar alguno de los títulos. Porque con el maldito sambenito del caso Negreira, hay otros que se lo están cobrando con intereses
NO ME HA GUSTADO
Que el Atleti se lo juegue todo
El horario del Atlético-Barça copero de hoy es demencial. Poner a las 21.30 h, en laborable, un partido que, si termina en empate, puede tener prórroga y penaltis, es un atentado al sentido común, a la conciliación y a la productividad del país. A los periodistas les obliga a trabajar a contrarreloj y, para la expedición del Barça, llegar a casa en plena madrugada. Pero una vez ruede el balón en el Metropolitano, nadie se acordará ni de mirar las buscas. Más aún si, el encuentro se parece en algo a los tres encuentros, apasionantes de principio a fin, que los de Simeone y los de Flick nos han deleitado esta temporada. Nunca dos estilos tan distintos dieron tres partidazos tan buenos. El envite de esta noche, sin embargo, exige más cálculo por todas partes. Hay un título en juego. O, al menos, la posibilidad de un título, de llegar a la final. Los de Flick vienen enrachados, desplegando un fútbol de altísima calidad y con un 2025 impecable en los resultados. Eso les da una confianza enorme pero, también, la posibilidad de una derrota es cada vez más cercana. Para el Atleti, en cambio, es el partido de la temporada. Tras quedar descolgados en la Liga, tras el varapalo de la injusta eliminación en Champions, les queda la Copa. Todo o nada. A veces, tanta necesidad tampoco ayuda a hacer el mejor encuentro. Pero si un día Simeone sabrá motivar a los suyos –jugadores y afición– será esta noche. Espectáculo asegurado