Duelo de máxima tensión el que disputaron en el Molinón Sporting de Gijón y Eibar con la necesidad imperiosa de ganar y seguir manteniendo en pie su objetivo. Por un lado el playoff de ascenso, por otro el ascenso directo. Los gijonenses se llevaron el triunfo in extremis (1-0) y llegan a la jornada 42 con vida, necesitando ganar al Eldense, ya salvado, y esperando un pinchazo de Oviedo (empate o derrota) o Racing de Santander (derrota), que visitan Ipurúa y La Cerámica respectivamente. El Eibar tendrá que esperar una derrota del Leganés y ganar su encuentro para subir directamente. Desperdiciaron una oportunidad histórica porque de haber ganado le habrían arrebatado la segunda posición al Lega.
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En el primer acto quisieron ser valientes y a la vez precavidos, lo que acabó con sensación de peligro, pero pocas ocasiones de gol claras. Tras un inicio en el que se impuso la intensidad y el físico, empezó a dominar el Eibar, más ordenado, mejor colocado y con una salida de balón limpia desde bien atrás, con un Luca Zidane sobrado con los pies. Así llegó una buena ocasión que desbarató con una gran parada Yañez, y luego un tiro desde la frontal de Aketxe que se fue alto. Mario Soriano podía recibir entre líneas y eso siempre es señal de peligro.
Los 'guajes' lo intentaban sobre todo por los costados, con centros que no encontraban rematador. A pesar de eso, al filo del descanso la mejor ocasión fue suya, en un latigazo desde la frontal de Gaspar Campos que se estalló con el larguero.
Segunda parte de locura máxima
El empate alejaba del objetivo a Sporting y Eibar y ambos equipos empezaron a ser más emocionales que racionales. El centro del campo prácticamente no existía. Consiguió el gol el Eibar tras una buena triangulación que culminó Corpas, pero existía un fuera de juego previo que lo anuló. Tras esa acción llegó una clarísima para los gijonenses, en un tijeretazo de Djuka que sacó de manera milagrosa Luca. Y tras varios remates que se perdieron por encima del larguero, un centro fue amortiguado por Queipo y empujado a placer por Campuzano (84'), quien volvía a jugar tres meses después y desató la locura en la grada. El partido murió en esa jugada y ambos se jugarán su destino en la jornada 42.





