Un destino, tres rutas distintas

A LA CONTRA

Horizontal

 Los jugadores de la Real Sociedad celebran su segundo gol en el partido de LaLiga ante el Betis que se disputa este domingo en el estadio Reale Arena

Juan Herrero / EFE

De no haber mediado la dolorosa derrota en San Mamés, se podría decir que la Real Sociedad había encontrado la fórmula del éxito para esta temporada. Los triunfos frente a Barcelona, Ajax y Betis, tan diferentes entre sí, pero todos ellos bendecidos con el éxito, parecen poner de manifiesto un cierto grado de recuperación por parte del equipo de Imanol. Si no fuera porque el espectro de la irregularidad amenazara constantemente la progresión de este equipo, se podría decir que la Real había dado con la tecla que garantiza el triunfo. De ahí que uno de los vocablos más invocados por Imanol en los últimos tiempos, “continuidad”, adquiera estos días una mayor relevancia, si cabe. Ya ha encadenado tres triunfos caseros, dos en Liga y uno en Europa; es un comienzo.

Pero uno de los aspectos más llamativos de este preámbulo victorioso, es el diverso procedimiento empleado en cada una de las tres ocasiones referidas. La Real se impuso al por entonces inabordable Barça de Hansi Flick por calidad, desactivando el dispositivo blaugrana de principio a fin, y aplicando su propia fórmula de juego para imponerse. Incontestable. Luego fue el turno del Ajax, que llegaba con el sello de imbatible, tras firmar una racha de resultados positivos ciertamente intimidatoria. Aquí la fórmula empleada varió notablemente, y después de un primer tiempo titubeante, que puso en serio compromiso la consecución del triunfo, terminó por imponerse a un equipo neerlandés, que llegó con la vitola de candidato al título, y que, por momentos, cedió tal privilegio a los locales, cada vez más seguros de sí mismos. Es otro camino. Y el último en conocer los rigores de esta Real, aparentemente resucitada, fue el Betis, el recurrente enemigo de cada final de temporada. Frente a los de Pellegrini la Real no exhibió sus mejores galas, es cierto, pero echó mano de algunos de sus tradicionales valores, como presión alta tras pérdida, interrupción de las transiciones rivales, y capacidad para minimizar las amenazas del rival. Menos brillante, pero igualmente efectiva.

Lee también
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...