La inestabilidad sigue presente en el Sevilla y se palpa desde dentro y desde fuera. Los cambios se suceden. Quique Sánchez Flores, pese a su gran trabajo al frente del equipo, ha preferido (dicen que de mutuo acuerdo) buscar otro camino pese al segundo año que tenía firmado y la sensación es que la improvisación reina en la toma de decisiones.
José Luis Mendilibar, el técnico que trajo el último título y que también lo sufrió en sus carnes, ha hecho su diagnóstico a las puertas de otra gran final europea, la tercera en menos de un año, con el Olympiacos en la Conference League.
Con motivo de esa cita ha concedido una entrevista a Relevo en la que, entre otras cosas, da con algunas claves sobre lo que pasa en el Sevilla.
"Sí, sí, es complicado. Tienen prisa para todo. Tienen que hacer grandes cambios en la plantilla, en los presupuestos económicos, en más cosas, pero parece que la meta tiene que ser igual siempre y hay momentos que no se puede aspirar a ciertas cosas y se quiere seguir aspirando. Hay un asunto extradeportivo en el club que influye mucho en todo. Quizás no directamente en el equipo, pero sí en el entorno, en la afición. Eso hace que no haya tranquilidad, que se esté pendiente de lo que dice el uno, el otro, qué puede pasar. No es bueno para un club", ha dicho el técnico vasco, una víctima más de la trituradora de entrenadores en que se ha convertido el Sevilla, que prepara un proyecto lleno de incertidumbres en el que la afición, que ya protestó airadamente contra el consejo el domingo, no cree.