Fermín López vale oro. Y quién sabe si una medalla de ese material porque su exhibición ante Japón (0-3) valió para meter a España en las semifinales y pelear en semifinales contra Marrueco por asegurar una medalla en estos Juegos Olímpicos, siguiendo el camino marcado por el combinado nacional en Tokyo, que también dejó atrás a los nipones, aunque en esa ocasión para meterse en al final. Un partido que de buen seguro siguió Hansi Flick, que aun no ha podido disfrutar de Fermín en esta pretemporada.
Recuperó para el partido Santi Denia a su once tipo. El del primer día y en el que más confía, después de que su carrusel de cambios frente a Egipto le costara la primera plaza del grupo C al acabar en derrota. Importante el regreso también de Pau Cubarsí, sancionado en ese tercer partido, y su pareja con Eric García para la elaboración del juego.
Se sabía que Japón iba a ser un rival incómodo. Campeón de Asia Sub-23, pleno de victorias en fase de grupos y sin encajar ningún gol, el reto estaba a la altura de alcanzar la pelea por la medalla. Y para despejar dudas, apareció pronto Fermín, líder absoluto del juego de la Rojita. No es casualidad que Luis de la Fuente se lo llevara a la Eurocopa, aunque allí no tuviera casi protagonismo, y lo demostró con un zurdazo desde fura del área que no fue capaz de detener Kokubo (11').
Aun con la ventaja, España no estaba del todo cómoda. Especialmente Aimar Oroz, que perdido en el costado derecho fue incapaz de generar. Todo el peso ofensivo por fuera lo llevaron Miranda y Sergio Gómez por izquierda, aunque sin poder concretar ocasiones de peligro. Tampoco es que Japón estuviera incomodando en exceso, pero tras el parón de hidratación sí que se vino algo más arriba. Y logró el empate, aunque momentáneo. Hosoya le ganó con el cuerpo a Cubarsí y a la media vuelta anotó, pero no valió por un fuera de juego milimétrico del punta nipón. Y rozaron de nuevo el tanto, esta vez repelido por el palo a cabezazo de Ohata.
Exigía el partido un paso adelante de alguien, y tenía que ser Fermín. Tanto sin balón, pero especialmente con él en los pies. Repartiendo juego, sorteando rivales con 'caños' magistrales y, finalmente, poniendo el tanto de la tranquilidad. Fue de estrategia. Jugó Sergio Gómez directo a la frontal, la bajó con el pecho y le pegó de maravilla un trallazo con empeine exterior (73').
A la desesperada lo intentó Japón, con carrusel de cambios incluidos y evitó Tenas que se pudiera meter en el partido. Hosaya disparó un mano a mano y el meta español sacó la parada del campeonato, para que acto seguido Abel Ruiz, en otro saque de esquina, sentenciara el partido (83'). Hubo otro amago de tanto nipón, también repelido por el palo a remate de Takai, y España acabó firmando un importante y contundente triunfo para dar un aviso a Marruecos, su próximo rival.