Diez de septiembre de 1976. Ante la sorpresa general Niki Lauda llega a Monza y se sube al Ferrari de F1. Su rostro refleja todavía el horror de un accidente en Nurburgring apenas un mes antes, el 1 de agosto, cuando sólo el valor de Arturo Merzario y Guy Edwards , que no dudaron parar sus coches, bajarse de los mismos y adentrarse en el Ferrari en llamas para extraer a Niki, le salvó la vida.
Sin pelo, con rastros de quemaduras en su piel y su orejas deformadas, Niki intentaba defender sus opciones a la corona, pese a haber estado dos GP fuera de la pistas, convaleciente. El austriaco había sido campeón un año antes y había comenzado la temporada de forma espectacular: cuatro victorias en los seis primeros GP.
El accidente y las difíciles primeras carreras tras el retorno hicieron que James Hunt le alcanzara. Ambos llegaron a la última carrera, en Fuji, con opciones de corona. Aquel día diluviaba y Niki quería que la carrera se suspendiera por razones de seguridad. Accedió a tomar la salida, pero en la tercera vuelta tomó el camino de boxes. Lo sucedido en Nurbugring pesaba; no tenía miedo y el riesgo estaba aceptado, pero la vida es la mejor la victoria y el título más importante.
Se desquitó en 1977, dominando de nuevo el Mundial, su segunda corona, antes de fichar por Brabham-Alfa Romeo, equipo entonces propiedad de Bernie Ecclestone . La temporada fue decepcionante y tras los primeros ensayos del GP de Canadá de 1979 le confió a Bernie que no tenía motivación para correr y se retiraría a final de año para dedicarse a su compañía aérea. Bernie le dijo: “Si quieres retirarte, ¿por qué esperar?”. Y Niki se bajó del coche.
En 1982 decició volver a correr. Unos dicen que lo echaba de menos y otros que la situación económica de su compañía aérea le obligaba a ello. En su tercera carrera lograba imponerse de nuevo y en 1984 se hizo con su tercera corona; Alain Prost, su compañero, ganó 7 GP y él solo 5, pero la regularidad jugó a su favor. Un año después se vio dominado por Prost y se retiró para siempre como piloto, pero continuaría vinculado a la F1, primero como comentarista, después como ‘patrón’ de Jaguar y actualmente como presidente de Mercedes AMG F1