La etapa 11 debía ser el gran día del Dakar, la penúltima especial, larga, de tan solo dunas, en la que se iba a decidir el triunfo y el podio. Pero antes de que se disputara, en la línea de salida se vivieron momentos de muchísima tensión.
El 'Empty Quarter' amaneció con niebla. Ello impedía que los helicópteros de la organización, indispensables para que se pueda competir para garantizar la seguridad de los pilotos, pudieran volar. Ello hizo que los pilotos, que se levantaron a eso de las 3 de la mañana, tuvieran que esperarse entre 2 y 4 horas (en función dela hora de llegada de cada uno) en la línea de meta a la espera de que se pudiera dar inicio a la especial.
Antes de comenzar, ya con un sol resplandeciente, había que tomar una decisión importantísima. La organización tenía que decidir si la especial, prevista con 308 km de dunas y más dunas, se debía disputar íntegra o e debía acortar.
Canet explicaba que ya casi no le quedaba agua en su mochila y que en ese rato ya se había comido las barritas que tenía. Era solo el ejemplo de lo que le ocurría a la gran mayoría. Debían disputar una etapa larguísima y muy exigente sin comida y sin el agua suficiente y eso no era seguro. Además, de haberse mantenido la distancia inicial, muchos pilotos se hubieran encontrado en medio del recorrido ya de noche.
David Castera, presente en ese punto, empezó a hablar con los pilotos. Se vivieron momentos de mucha incertidumbre. Fueron muchos los que dieron su opinión, en muchos casos, cada uno viendo la película en función de su propio beneficio. Se habló se la posibilidad de quien llegara al punto de repostaje del km 152 antes de las 15.30h, pudiese continuar, mientras que el que lo hiciera más tarde, debía detenerse en ese punto.
También se habló de que solo los pilotos de la categoría reina (RallyGP) completaran todo el recorrido y los Rally2 lo hicieran hasta el refuelling, algo que podía perjudicar a Canet porque es piloto de Rally2 pero es 8º en la general. Y tan solo había dos pilotos que querían que se respetara la distancia inicial: Adrien Van Beveren y Luciano Benavides.
Finalmente, la organización tomó la decisión de acortar la etapa para todos. En ese momento, Adrien Van Beveren no estaba allí. Unos segundos más tarde, se enteró y se acercó, muy enfadado. Se vivieron momentos de tensión. El francés no estaba conforme e incluso, según fuentes, Van Beveren se encaró con dos de sus compañeros de Honda, Tosha Schareina y Ricky Brabec.
Según se cuenta en el vivac de Shubaytah, Van Beveren llamó "cobardes", utilizando alguna palabra más malsonante, a sus dos compañeros de Honda por no querer pelear durante los kilómetros estipulados ante él.
Van Beveren quería el 2º, pero sin razón
Van Beveren, tercero en la general, estaba a unos 6 minutos del segundo puesto de su compañero Tosha Schareina. El francés sabía que Tosha corre con la clavícula rota. Y además, Adrien tenía una posición mucho más retrasada de salida que le permitía poder atacar para recortarle esa distancia y ser subcampeón.
Sin embargo, Van Beveren estaba pensando con el corazón y no con la cabeza. Es un piloto muy impulsivo y emocional y para él, el Dakar lo es todo. Quería seguir peleando. Pero no estaba planteando una idea buena para su equipo, ya que con la especial acortada, Honda tenía mayores opciones de asegurarse un doble podio en la carrera. Además, la idea de Van Beveren iba en contra de la seguridad de muchos pilotos por tener que competir en una etapa muy exigente sin el agua y comida necesarias y el peligro de la noche acercándose. Finalmente, se impuso la cordura.