Caídos en la ruleta rusa del play off, es hora de cambiar de chip, olvidarse de esas soflamas vacías que aseguraban que el Espanyol iba a subir directo y volver a poner los pies en la tierra. Los de Manolo González afrontarán las eliminatorias para regresar a Primera y pueden hacerlo como terceros, cuartos, quintos o incluso sextos.
Hacerlo como terceros asegura jugar los dos partidos de vuelta (si se supera la semifinal, por supuesto) como local. Y otorga la ventaja de obtener el billete a Primera en caso de empate al final de los 210 minutos (los 90 de cada partido y los 30 de una prórroga). Que no es poco, especialmente en el caso del Espanyol, que con 18 igualadas es el rey del empate de la zona alta de la tabla: siendo tercero se aseguraría el ascenso con cuatro empates.
El domingo toca ganar al Cartagena y esperar que el Eibar no venza al Oviedo, que debe aseguarse el play off, en Ipurúa. No parece misión imposible, aunque esto de sumar de tres en tres lo parezca para el Espanyol. Un equipo que le debe una alegría a su afición. O varias, siendo la última la del ascenso. Pero la primera debería ser asegurarse los dos partidos de vuelta en casa, dándole a su gente la opción de ser, más que nunca, el jugador número 12. No les fallen, que ellos nunca lo han hecho.