Pablo Páez Gavira, Gavi, empieza a ver la luz al final del túnel tras meses de un duro camino de recuperación. Un calvario que empezó precisamente contra Georgia, el pasado 19 de noviembre, un partido y un rival que marcaron la carrera del centrocampista de 19 años.
Gavi se marchó del terreno de juego mediada la primera mitad de un partido en el que España se jugaba prestigio porque ya tenía el billete para la Euro de Alemania como primera de grupo. El centrocampista del Barcelona y la selección española sufrió una dura entrada del georgiano Lochoshvili en el minuto 20, por ello abandonó momentáneamente el terreno de juego y fue a posteriori cuando, tras regresar, acabó lesionándose en el 23’ al intentar controlar un balón aéreo e hizo un mal gesto con la rodilla, presumiblemente al apoyar el pie. Se marchó visiblemente dolorido y entre lágrimas.
Los gritos de dolor del joven centrocampista del Barça en el descanso acallaron el vestuario de la Roja. Era una lesión grave y tras pasar pruebas el día siguiente se confirmó la rotura completa del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha y una lesión asociada al menisco externo. Es decir, no solo tenía afectado el cruzado, si no también el menisco externo.
Aquel día sus compañeros ya le brindaron la victoria y Ferran Torres le dedicó su gol mostrando la camiseta de Gavi. Aquella lesión impide al andaluz estar hoy aquí, pero sus compañeros lo tienen muy presente porque es muy querido en el vestuario. Ya tienen otro motivo más para ganar a Georgia: Dedicárselo a Gavi, que espera regresar a los terrenos de juego en unos meses