Rafa Nadal pudo con todo, y pasó mucho en la pista central de Flushing Meadows. Sufrió "uno de mis peores inicios de partido", confesó. Coincidió, lógicamente, con una racha de inspiración del siempre temible Fabio Fognini. Se vio contra las cuerdas el español, pero se aplicó y encontró el camino para darle la vuelta a la situación. Cuando marchaba directo a la victoria, un incidente casi le deja grogui: la raqueta pegó en el suelo y rebotó hacia arriba impactando con el rostro del manacorí. Paró porque se hizo un corte en la nariz que precisó de atención médica. El breve mareo tampoco impidió que acabase encontrando lo que había buscado desde que salió a la pista: la victoria.
Levantó un 2-6, 2-4, ganó 2-6, 6-4, 6-2 y 6-1 en 2h.42'. De la frustración al éxtasis de la safisfacción de la superación personal. "Estoy con mucha ansiedad", reconocía Nadal a su equipo. No veía el camino de sacudirse el dominio del talentoso Fognini, que siempre se motiva de manera especial contra el balear.

Rafa Nadal celebra la victoria
Lo pasó mal el balear, lo superó. Con ese 2-4 en el segundo set, desorientado, puso actitud. Porfió hasta que halló el camino. Mejorando paulatinamente, lo suficiente para hacer ver al rival que no se lo iba a poner fácil. Mágico, encadenó cinco juegos consecutivos. De esde 2-4 a 6-4 y 1-0 en el tercer set.
Las cosas de Nadal. Endurece cada situación, también la adversa. Rebusca en su cabeza y corazón para sobrevivir primero y ascender sus prestaciones después. Cuenta asimismo con la ayuda de un equipo que no dejó de hablarle para que se sintiera respaldado. Consignas breves pero útiles para salir del atolladero. Un bloque compacto arropando aun líder que nunca defrauda.
Se ganó el puesto en tercera ronda. Si el historial con Fabio Fognini inducía a ciertas dificultades (13-4, 0-1 en Nueva York), no así el balance con su amigo francés Richard Gasquet, a quien ha batido las 17 veces. Pero eso será el sábado.
Nadal tenía mucho que masticar, ya de madrugada, de lo sucedido ante Fognini. Con 3-0 en el cuarto set, firmando otro parcial exitoso (6-0), de repente lanzó la raqueta, paró el juego, se marchó hacia su silla y se dejó caer tendido boca arriba esperando asistencia médica.
La repetición de la jugada en televisión dio la clave: en pleno punto su raqueta pica contra el suelo y sale rebotada hacia el rostro del español. Corte en la nariz, sangre. Tuvo que ser atendido. Le colocaron un apósito y a jugar. "Un poco mareado al principio", apuntó después.
Un elemento más de suspense. Perdió un juego (3-1) y casi entrega su saque, pero levantó el 15-40, recuperó la compostura previa al insólito incidente. Los elementos y Fognini pusieron a prueba a Nadal. Respondió.
Y sólo es su tercer partido desde la lesión abdominal en Wimbledon. Le falta rodaje de competición. Pero puede decir bien alto que sigue invicto en Grand Slam este curso: 21-0. Que ya está clasificado matemáticamente paras las ATP Finals de Turín. A sus 36 años continúa en el camino que quiere conduzca a un 23º Grand Slam, al nº 1 mundial. Incombustible.

Rafael Nadal, tendido tras el raquetazo sufrido