El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) prometió deportar a aquellos inmigrantes que representaran una amenaza para la seguridad nacional; sin embargo, también han realizado detenciones arbitrarias contra ciudadanos que residen de manera legal en la Unión Americana.
Es el caso de Kilmar Abrego, García, un ciudadano de origen salvadoreño con residencia legal en Estados Unidos desde el 2011, que fue deportado a su país el pasado 15 de marzo, a pesar de que contaba con una orden judicial que lo protegía desde el 2019, de acuerdo con información de NBC News.
Abrego García fue trasladado en un vuelo que formaba parte de un grupo de tres aviones con personas deportadas a El Salvador y que serían enviadas al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), una cárcel de máxima seguridad conocida por albergar a miembros de pandillas y otros delincuentes de alto perfil.
Deportación de Kilmar Abrego, un “error administrativo”
Kilmar Abrego García era un residente legal en Maryland junto con su esposa, Jennifer Vázquez Sura, y un hijo de 5 años diagnosticado con espectro autista y que padece una discapacidad intelectual. Tanto Kilmar como Jennifer trabajaban a tiempo completo para mantener a su familia, por lo que su deportación ha provocado incertidumbre, de acuerdo con NBC News.
El estatus legal de Abrego García provocó una demanda en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos en Maryland, exigiendo a la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, que garantice el retorno seguro del hombre a territorio estadounidense y que el gobierno deje de financiar su detención en El Salvador.
Sin embargo, de acuerdo con el citado medio, la deportación de Abrego no es un caso aislado y coincide con el aumento de vuelos de repatriados con destino a El Salvador, muchos de ellos acusados falsamente de tener vínculos con pandillas debido a sus tatuajes.

Kristi Noem visita el CECOT
Jennifer Vázquez dijo haberse enterado de la detención de su esposo a través de un reportaje en el que aparecía con la cabeza rapada y portando un overol blanco entre muchos hombres arrodillados y con el rostro cubierto. La mujer asegura haber identificado a su esposo por los tatuajes y dos cicatrices en la cabeza.
Por su parte, el gobierno estadounidense le dijo a NBC News que no tiene jurisdicción para solicitar la liberación de Abrego. En cuanto al vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, aseguró a través de sus redes sociales que el hombre “era un pandillero convicto de la MS-13 sin derecho legal a estar en el país”.
“Mi otro comentario es que es repugnante indignarse por la deportación de pandilleros mientras se ignora a los ciudadanos a los que victimizan”, agregó en un comunicado publicado en su cuenta de X (antes Twitter).
El abogado de Abrego, Simon Sandoval Moshenberg, señaló que su cliente no pertenece a la pandilla MS-13 y que la única base para sostener este argumento fue “un informante confidencial” y que “nunca hubo pruebas contundentes”.