Las jugadoras de baloncesto son las deportistas con mayor riesgo de sufrir lesiones si no siguen un entrenamiento adecuado y no adoptan medidas de prevención efectivas, según estudios recientes.
Según un estudio reciente llevado a cabo por el Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña (INEFC), entre deportistas catalanas de entre 15 y 24 años, el baloncesto lidera el porcentaje de jugadoras lesionadas en deportes de equipo, con un 48%, superando en 10 puntos porcentuales al segundo deporte en la lista, el fútbol, que registra un 38% de lesiones.
Este mismo estudio revela que durante los entrenamientos es donde tiene lugar más de la mitad de las lesiones, concretamente el 51%, seguido de los partidos oficiales, en los cuales tienen lugar el 29% de las lesiones. Respecto a la actividad en la que se produce la lesión deportiva, en un 84% de los casos tiene lugar mientras se desarrolla una actividad deportiva con el club.
Los resultados, que evidencian la gran incidencia de las lesiones durante los entrenamientos, subrayan la gran importancia que tiene que los clubs deportivos implementen medidas preventivas efectivas, que aseguren un entorno de entrenamiento más seguro.
En paralelo, existen varios factores biomecánicos y fisiológicos que contribuyen a la mayor propensión de las jugadoras de baloncesto a sufrir lesiones en comparación con sus homólogos masculinos. Las diferencias biomecánicas entre hombres y mujeres, como la mayor laxitud en los ligamentos de las mujeres, aumenta el riesgo de lesiones como esguinces de tobillo y rodilla, comunes en el baloncesto.
Además, las hormonas, como los estrógenos y la progesterona, tienen efectos importantes en la fisiología muscular y articular de las mujeres. Durante el ciclo menstrual, los niveles de estas hormonas fluctúan, lo que puede afectar la estabilidad articular y la respuesta de los tejidos a la carga física. Por ejemplo, los niveles de estrógeno pueden influir en la elasticidad de los tejidos conectivos, aumentando la vulnerabilidad a ciertos tipos de lesiones en ciertos momentos del ciclo menstrual, como los esguinces de tobillo.
La falta de programas de preparación física y prevención de lesiones especializados por parte de algunos clubs se ha identificado como uno de los principales causantes de esta preocupante tendencia. Y es que, la ausencia de un enfoque integral en la preparación de las jugadoras está contribuyendo al aumento de los riesgos asociados con el baloncesto femenino.
“Para reducir al mínimo el riesgo de lesiones en el baloncesto, es importante que las jugadoras se enfoquen en la prevención mediante el fortalecimiento muscular, el desarrollo de una técnica adecuada y el cuidado del cuerpo a través del descanso y el entrenamiento invisible”, señala Pau Berdegué, fisioterapeuta de ITW Sport. “Las jugadoras deben recibir una formación adecuada en técnicas de movimiento seguras y eficientes, así como en la aplicación de fundamentos de juego que minimicen el riesgo de lesiones”, añade.