Joel Embiid apenas pudo articular palabra cuando se enteró que por fin había conseguido el MVP de la NBA que tanto ansiaba. Un poco más recogido y con tiempo para digerirlo, el pívot camerunés de los Philadelphia 76ers pudo reflexionar largo y tendido sobre el galardón recibido antes de la dura derrota contra los Boston Celtics en el segundo partido de las semifinales de conferencia. "Estar aquí y sentir que he ganado algo tan relevante como el MVP es magnífico", aseguraba. "Ganar en esta liga es difícil, tener éxito es difícil".
El jugador de 29 años, nacido en Yaundé, la capital de Camerún, recordó sus comienzos en el baloncesto y no se cortó a la hora de definir su premio como algo altamente improbable. "La probabilidad de que alguien como yo, que empecé a jugar con 15 años, gane el MVP de la liga es cero negativa. No tenemos demasiadas oportunidades en África para llegar hasta aquí, pero improbable no significa imposible", reflexiona. La clave del éxito no es otra que el trabajo duro y la confianza en uno mismo. "Siempre que creas y trabajes duro, puede pasar cualquier cosa", asegura el referente de los Sixers.
Embiid, después de patalear por no ganar en cursos anteriores una distinción que cree que merece desde hace bastante tiempo, aseguró que este año no entró al trapo con la prensa pero en el fondo sentía los mismos agravios que en el pasado. A pesar de todo, la importancia del premio para él va más allá de lo individual y se traslada al colectivo. "Esto es parte de mi historia, porque me he sentido un modelo a seguir, especialmente para mis compatriotas cameruneses y la gente de África. Ahora puede ver mi historia y pensar, 'vaya, lo ha conseguido'".
Sobre su insistencia a la hora de pedir el MVP, Embiid quiso aclarar una idea equivocada de la gente. "Mucha gente no entiende la diferencia entre ser competitivo y querer ganar todo lo posible", comenta. "No quiero ganar este premio porque es el MVP. Quiero ganarlo porque significa mucho para mí. He pasado por muchas cosas y esto lo valida todo. Los sacrificios, todo por lo que has pasado tiene una cierta recompensa", añade.
El camino de Embiid hasta la distinción ha sido bacheado como mínimo. Después de conocer el juego tarde, en la adolescencia, se trasladó con 16 años y sin hablar inglés a Estados Unidos. En el instituto sufrió para espabilar y luego encontró el éxito en la universidad de Kansas. Le valió para ser número 3 del Draft, pero una lesión de pie evitó que debutara hasta su tercera temporada como miembro de los Sixers, en 2016. En este período, su hermano Arthur falleció en un trágico accidente en su país natal.
"El camino que me ha llevado hasta aquí es impresionante. Ser un modelo a seguir para mi gente en África es muy importante, porque quiero que triunfemos. Para nosotros, conseguir algo requiere trabajar el doble que los demás, pero quiero que se entienda que podemos conseguirlo. Es posible. Necesitas tener suerte, tener una oportunidad, pero luego debes seguir trabajando y creyendo en sus objetivos para que ocurra", apunta.
Evidentemente, Embiid no se conforma con lo conseguido y quiere mucho más. El anillo de la NBA esta temporada es la siguiente cruz que pretende tachar en su lista de objetivos. Por ahora, el 1-1 contra los Celtics prevé una eliminatoria de semis de conferencia muy apretada.