Se las prometían felices Stephen Curry y sus Warriors, seis puntos arriba con 1:17 por jugar (84-90) en la lampante y rojiza pista de los Houston Rockets. Entonces, cuando la mejor dinastía de la última década ya empezaba a ver cerca el viaje a Las Vegas para añadir un título más a su legado: triple de Fred VanVleet, bandeja de Alperen Sengun para poner el 89-90 a falta de 27 segundos, triple errado de Curry a falta de 12,5 y una jugada que desató la ira en Golden State: los árbitros señalaron falta sobre Jalen Green en una disputa en el suelo en una trepidante secuencia final con Jonathan Kuminga y Kevon Looney con 3,5 segundos de crono y el jugador de Houston convirtió ambos tiros libres para el 91-90 final. En el momento más oportuno, los Rockets acabaron con su mala racha de 15 derrotas seguidas frente a los Warriors.
“Eso no lo señalaría ni un árbitro de primaria”, lamentó un Steve Kerr muy enfadado. “Ni siquiera entiendo lo que acaba de pasar. Balón suelto, tirados en el suelo, a 80 pies del aro. Sólo dales un tiempo muerto y deja que los jugadores decidan el partido. Estoy alucinado”, agregó el entrenador de los Warriors.
El conjunto de Texas se las verá en la Final Four de Las Vegas el sábado contra los Oklahoma City Thunder, siendo el Milwaukee Bucks - Atlanta Hawks el otro duelo de semifinales antes de la final del martes.
Aunque todavía estrella de primer orden y diferencial a sus 36 años tras la lluvia de triples sobre París que dio al Team USA el oro, Stephen Curry -algún día tenía que pasar-, empieza a dar algún que otro síntoma de declive como LeBron James. El mejor tirador de todos los tiempos falló la daga final que suele meter además de estar promediando en temporada regular sus peores números en una década pese a sus 23 puntos de media. Eso sí su 41,7% en triples con 10 intentos siguen siendo unas cifras demenciales aunque no anduvo especialmente atinado en estos cuartos de final, con 19 puntos tras un 3/9 en triples.
En esa frenética sucesión de acontecimientos al final, con un puñado de jugadores en el suelo como indicativo de la intensidad y pasión de la Copa, los Warriors salieron perdiendo, recibiendo una falta cuando lo más adecuado parecía el colegiado hubiera indicado salto.
Los 20 puntos de un Jonathan Kuminga que sigue creciendo y los 15 de Buddy Hield fueron también estériles para Golden State, que puso todas las culpas en el colegiado, decisivo en un partido siempre igualado.
Justo o no por la controversia arbitral, los Rockets se pusieron a sólo dos partidos de un título, lo que no logran desde 1995, cuando el equipo liderado por Hakeem Olajuwon aprovechó la primera retirada de Michael Jordan para ganar los anillos de 1994 y ese 1995. Tienen también estos Rockets mucho de duro bajo la filosofía de Ime Udoka, que ha construid en Houston la segunda mejor defensa de la NBA, que justamente se medirá a la mejor -la de los Thunder-, en la Final Four. Por algo son también en estos momentos los dos mejores clasificados del Oeste.
Udoka se tomó su particular revancha ante los Warriors, los que dieron inicio a su horrible verano de 2022 ganando a los Celtics las Finales para que luego el técnico fuera despedido de Boston por una relación con una empleada, consentida pero contra el código interno de la organización de Massachusetts.
Dillon Brooks, por supuesto, es el santo y seña de esa guerrillera y férrea defensa, mientras que Alperen Sengun pone la finura en el otro lado de la cancha con la elegancia que le convierten en digno del apodo de Baby Jokic, 26 puntos, 11 rebotes y 5 asistencias anoche. También sumaron dobles dígitos Jabari Smith Jr. (15), Jalen Green (12) y el sophomore Amen Thompson (10).
Al equipo que empezó a reconstruir tras la salida de James Harden le tocará medirse al que tuvo que hacer lo propio con la partida de Russell Westbrook mientras que los Warriors se resisten a enterrar un proyecto que ha marcado una era, aguantando quintos en el Oeste con 14-10 pese a su bajón. Tendrán que traer otra estrella para apoyar a Stephen Curry. LeBron James está difícil pero no imposible.