Hay que tomar ya en serio a Bronny James y creer que, cuanto menos, el hijo de LeBron merece el beneficio de la duda en cuanto a sus posibilidades de hacer algo en la NBA.
Después de sus 17 puntos contra los Milwaukee Bucks de Giannis Antetokounmpo el pasado jueves, el base aprovechó el impulso para irse hasta los 39 puntos en la G-League en la victoria de los South Bay Lakers contra los Santa Cruz Warriors (122-118), el filial de los Golden State Warriors.
El número 55 del draft conectó un 14/21 en tiros de campo y un 4/8 en triples además de también registrar 7 rebotes, 4 asistencias y 4 robos y 1 tapón que hablan de su calidad y compromiso también en el otro lado de la pista.
Bronny firmó su tercer partido con 30 puntos o más este curso en la que es la segunda división de la NBA, en la que tiene unos notables números generales de 20,6 puntos, 5 rebotes, 5 asistencias y 2 robos con un 43% en tiros de campo y un notable 36% en triples con un volumen de ocho lanzamientos.
Trabajando a destajo y desoyendo las críticas como hace su padre -si acaso las convierte en motivación-, Bronny James está reivindicando su madera de jugador NBA.