De villanos a héroes, con prórroga de por medio para ambos y triunfo vía lanzamiento de penaltis. Asier Villalibre firmó el tanto que supuso el regreso del Alavés a Primera desde el llamado punto fatídico en el último lance de un play off por el ascenso que parecía haberse puesto de color granota. Unai Simón, un día más tarde pero a una hora más o menos similar, detenía dos penas máximas a Croacia permitiendo que España se proclamase campeona de la llamada Nations League.
Los dos futbolistas del Athletic despidieron así, de manera exitosa, una temporada de alegrías y disgustos tanto en clave rojiblanca como babazorra o roja, según el caso. Villalibre se metió a la afición del Alavés en el bolsillo nada más aterrizar en Mendizorrotza. Su debut como babazorro no pudo resultar más impactante: dos goles al Eibar pese a entrar en sustitución de un compañero en la segunda mitad.
No fue, sin embargo, un camino de rosas para el ariete de Gernika. Su inspiración de cara a gol se fue diluyendo de manera paulatina. Villalibre no acababa de reencontrarse consigo mismo a ras de césped. En Gasteiz más de uno empezó a entender por qué el Athletic había facilitado su cesión.
La última jornada de la Liga regular de Segunda registró una jugada que podía haber convertido al ariete de Gernika, según las crónicas locales, en el héroe de Gasteiz. El punta babazorro se plantó solo ante el portero del Las Palmas en el minuto 62, pero esto salió ganador en el uno contra uno. Las lágrimas del barbudo jugador vizcaíno cuando el colegiado señaló el final y los canarios se convirtieron en equipo de Primera impactaron a propios y extraños.
Villalibre, como los buenos, supo sobreponerse a la adversidad e incluso asumió la responsabilidad de lanzar el penalti que por segunda y definitiva vez le podían convertir en héroe o villano para el Alavés y su entorno. El Búfalo, esta vez sí, acertó de cara a gol, transformó el penalti y devolvió al equipo gasteiztarra a Primera.
Ahora queda por ver cuál va a ser su futuro. El Athletic ya dejó claro a finales de enero que cedía a Villalibre sólo hasta final de temporada. De hecho, unos días antes de pactar su salida con destino al club albiazul el delantero de Gernika renovó como león hasta el 30 de junio de 2025. Habrá que esperar acontecimientos porque lo que quedó claro el pasado invierno es que a Valverde no acababa de convencerle.
Porterazo
El foco mediático se trasladó desde València a Rotterdam en menos de un día. Allí jugaba la selección española la final de la Nations League frente a Croacia. Luis de la Fuente, al que algunos ya habían empezado a cuestionar pese a llevar tan solo dos encuentros al frente de la Roja, volvió a apostar por Unai Simón bajo palos, pese a las dudas existentes en torno al que elegido fuese finalmente el exrojiblanco Kepa. El también exleón y ahora técnico se decantó, sin embargo, por el portero del Athletic.
El guardameta alavés también acabó convirtiéndose en el héroe de la noche, en su caso dominical, al detener dos de los seis lanzamientos de penalti de Croacia. Laporte desaprovechó la primera opción de ganar el torneo, pero Carvajal no.
Unai Simón, como algunas horas antes Villalibre, supo estar a la altura de las circunstancias tanto dentro como fuera del terreno de juego. En el interior hizo las paradas que había que hacer. En el exterior, sus intervenciones llegaron en formas de declaraciones cargadas de deportividad, sencillez, reconocimiento, modestia y cordura, entre otras cosas.
Al portero de le da mejor hablar en público que a su compañero Villalibre. El mensaje de ambos, en cualquier caso, cala. Educación, respeto, nobleza y llamando a las cosas por su nombre. El meta del Athletic se acordó enseguida de la labor llevada a cabo por Luis Enrique y su grupo de trabajo en este torneo que culminó como entrenador De la Fuente.
Unai Simón aprovechó además la coyuntura futbolística para tapar bocas. Las poco afortunadas insinuaciones de Bono respecto a lo acontecido en la tanda de penaltis del cruce del último Mundial entre Marruecos y España fueron despejadas con elegancia, contundencia y señorío por el portero alavés. Primero a ras de césped con dos espectaculares intervenciones a los otros tantos penaltis errados por los jugadores croatas. Después con la sensatez de sus respuestas. Mejor hechos que palabras.
El portero del Athletic, a modo y manera de su compañero Villalibre, también ha tenido de todo en esta campaña que acaba para ambos tras sus respectivos encuentros del último fin de semana. Llegó muy justo al arranque de la Liga por unos problemas en el hombro, fue un tanto cuestionado a raíz de su participación en el Mundial de Qatar, sufrió las consecuencias de ser relegado al banquillo de forma puntual e inesperada con motivo de la visita al Metropolitano y estuvo mes y medio sin poder competir, recuperó la titularidad y calló bocas de propios y extraños en la tanda de penaltis frente a Croacia.