El pasado 27 de octubre, el Atlético de Madrid tocó fondo en uno de los peores partidos de los últimos años en el Benito Villamarín. Para suerte de los rojiblancos la derrota ante el Real Betis fue sólo por 1-0 y con un gol en propia puerta de Josema Giménez. Pero lo cierto es que el resultado pudo ser mucho más amplio por todas las ocasiones que erraron los verdiblancos entre las más claras dos balones estrellados en la madera. Aquel día los colchoneros incluso estuvieron cerca de empatar la contienda con dos remates a la madera de Correa, pero las sensaciones fueron muy negativas.
Ese partido llegó justo después de la derrota contra el Lille. Un partido en el que los colchoneros dejaron muy buenas sensaciones en una primera parte que acabaron ganando por 1-0, pero que se liaron en una segunda mitad en la que los galos lograron remontaron la remontada. Dos disparos que fueron desviados por defensores rojiblancos y un penalti que a día de hoy no se conocen las razones tuvieron gran parte de culpa de esta derrota.
Dos derrotas que sembraron el pesimismo en un Atlético de Madrid que veía que a pesar de la renovación del verano, las sensaciones no cambiaban respecto a temporadas anteriores. La Champions se complicaba y en Liga se colocaron a diez puntos del Barcelona que ganó al Real Madrid en el Clásico.
Una semana después todo es diferente. Para ello los rojiblancos han logrado tres victorias en tres competiciones diferentes. Tras estas tres victorias, si se logra la cuarta en Palma ante el Mallorca, el estado de euforia se puede desatar durante el próximo parón por compromisos internacionales.
El primer triunfo fue ante el Vic. Un equipo que no compite en categoría profesional, pero que le complicó a los colchoneros el pase a la siguiente ronda de la Copa del Rey. Su planteamiento en bloque bajo impidió que los rojiblancos marcasen hasta el minuto 80 cuando un penalti sobre Giuliano provocó que Julián Alvarez abriese el marcador, luego el argentino haría el segundo. 0-2 ganaron.
Luego, recibieron a Las Palmas en el Metropolitano. Un partido marcado por los incidentes en Valencia y por la nueva huelga de animación del Fondo Sur. Todo ello, ante un equipo en dinámica positiva porque desde que había llegado Diego Martínez acumulaban tres victorias, dos en Liga y una en Copa. A pesar de todo, el Atlético sacó el partido adelante gracias al primer gol de Giuliano en el primer equipo y el tanto de Sorloth tras un gran pase de De Paul. 2-0 ganaron.
Las sensaciones no eran las mejores para los colchoneros. La visita al Parque de los Príncipes podría dejarles muy descolgados en la Champions ante un equipo herido como el PSG de Luis Enrique. Pero tras un planteamiento defensivo, los colchoneros mantuvieron el 1-1 hasta la última jugada del partido. Última jugada en la que Oblak sacó largo para que Griezmann comandase una contra que Correa acabó sentenciando. Era el 1-2.
Era la apoteosis de ganar un partido en uno de los campos más complicados de Europa ante uno de los favoritos a ganar la Champions League. Todo ello, tras un ejercicio de supervivencia que recordó a épocas anteriores, y que se desarrolló sin algunos de tus defensas claves como es el caso de Giménez, Le Normand o Marcos Llorente. Un dato que da aún más valor al resultado alcanzado en la capital francesa.
Ahora, los pupilos del Cholo deben hacer bueno estas tres victorias con un buen resultado en Palma de Mallorca.