La Gala del Balón de Oro coronó al para mucho mejor jugador de todos los tiempos, Leo Messi, que levantó su octavo galardón. Fue una fiesta por todo lo alto, con un tremendo homenaje tanto para él como para Aitana Bonmatí, la ganadora en la categoría femenina, aunque no para todo el mundo.
Kylian Mbappé fue la nota discordante entre las caras de felicidad que se podían ver en Theatre du Chatelet. El francés no esbozó la más mínima sonrisa en toda la noche y se vio claramente como no estaba nada conforme con los resultados de los premios.
Especialmente amargo fue el momento en el que a Dibu Martínez se le entregó el Trofeo Yashin que lo coronaba como el mejor portero de la pasada temporada tras su espectacular Mundial. Tuvo mucha responsabilidad el meta del Aston Villa de que Argentina saliera campeón pero en la retina de Mbappé queda el recuerdo de que dejó fuera a Francia pero, por encima de todo, también las burlas que el meta tuvo contra el delantero.
Más allá de fruncir el ceño con el Dibu, que es normal tal y como se dieron las cosas, no es que Mbappé se mostrara muy feliz tampoco cuando Leo Messi y Erling Haaland ganaron el Balón de Oro y el trofeo Müller respectivamente. Curioso cuanto menos el caso del argentino, quien fue su compañero en el Paris Saint Germain durante dos temporadas.
Sea por su gen competitivo o no, Mbappé puso un rostro que como poco estuvo a la altura de los que en su día hizo Cristiano Ronaldo y por los que fue increpado. Faltó talante y saber perder.