Marcos Alonso, un central con cabeza

EL PROTAGONISTA

El lateral ha sabido reciclarse hasta hacer de Lewandowski con un valioso testarazo

Muere Marcos Alonso a los 63 años

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Partido de fútbol de la Liga Santander. FC Barcelona RCD Espanyol Marcos Alonso

Pere Puntí / Propias

El precipitado adiós de Gerard Piqué ha trasladado a Marcos Alonso del lateral al centro de la defensa. De un plumazo, el Barça ha resuelto dos problemas: cubrir la marcha del canterano y a la vez aligerar una banda izquierda superpoblada con tres candidatos a la titularidad. Y el madrileño, que no se había prodigado en exceso en el Chelsea en esta demarcación, no sólo está alcanzando un buen nivel sino que aprovecha los minutos marcando. Lo hizo en la Champions League ante el Viktoria Plzen y ayer en LaLiga ante el Espanyol. El empate (1-1) en un derbi extraño llevó su firma.

Marcos Alonso acabó disfrazándose de Lewandowski. El polaco pasó de no jugar por sanción a vestirse de corto, pero la cautelar le sirvió de muy poco. Tuvo un par de ocasiones claras, ninguna entró. La mejor, un cabezazo que Álvaro Fernández sacó con apuros. Lleva tres partidos de LaLiga sin ver puerta (Almería, Osasuna y Espanyol), la peor racha en lo que llevamos de temporadas.

Desde las alturas llegó también el tanto de Marcos Alonso, un formidable testarazo para culminar un regalo del Espanyol en el área. El defensa azulgrana se está acostumbrando a madrugar mucho. En Europa tardó seis minutos en dar con la portería y frente a los espanyolistas le bastaron con siete. Culminaba una doble asistencia también con la cabeza, la última de Christensen.

A Marcos Alonso le va despegarse de la banda. De los nueve encuentros de Liga que ha disputado, en ocho ha actuado de central y sólo uno de lateral izquierdo, la posición por la que fue contratado después de una larga negociación que duró muchos meses y que se consumó ‘in extremis’. Desde el partido ante el Celta, a principios de octubre, las actuaciones de Marcos Alonso siempre han sido por el centro.

Y fue por ello que también vio el reverso de la moneda, cuando ya con el partido avanzado provocó un penalti sobre Joselu. Un pisotón en un tobillo que le impidió rematar con comodidad. No fue intencionado porque el balón circulaba por el aire y todas las miradas estaban puestas en el globo que estaba dibujando por encima de otro defensor. Marcos Alonso seguía la acción y no se dio cuenta. No protestó porque sabía que esta vez nadie le iba a perdonar. Ni el árbitro ni el VAR ni tan siquiera acudiendo al Tribunal Central Contencioso. Un regusto amargo para cerrar el año y descorchar uno nuevo. En el 2023 le espera una renovación que ya está avanzada y que cuenta con el OK técnico como central o lateral

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