Paraguay le ganó a Brasil (1-0), la ‘seleçao’ se complica su clasificación directa para el Mundial de 2026 y la prensa carga contra Vinicius. El extremo del Madrid, a un mes de ganar su primer Balón de Oro (veremos), fracasa con la ‘canarinha’. La prensa especializada de su país, le tira en cara que sus regates son estériles, que se lía con el balón y que no ve puerta. En Brasil se preguntan por qué hay tantísima diferencia entre el Vini jr. diferencial con el Real Madrid, que gana partidos en dos zarpazos, y la versión ramplona que ofrece cuando se pone la camiseta de su país.
Esta fue, durante muchos años, la misma canción que tenía que escuchar Messi desde Buenos Aires. La prensa y la afición albiceleste le recriminaba, muy a menudo y con formas desafortunadas, que ese Leo de las jugadas geniales, que decidía partidos en el Camp Nou y que acumulaba balones de oro, se parecía poco al jugador que jugaba con Argentina. Le llamaron de “pecho frío” para arriba. Le criticaban que andaba y que no estaba suficiente implicado con la selección. O no al mismo nivel que en ese Barça que le acogió, con los brazos abiertos, a los 13 años. El tiempo y los títulos lo pusieron todo en su sitio. Con la Copa América y, especialmente, con el Mundial se acallaron para siempre las injustas críticas a Messi en su país.
Puede que a Vinicius le pase algo similar. Los resultados no solo mandan sino que determinan estados de ánimo de un país. Por ahora, por lo que vimos ante Paraguay, hay algo que Vinicius hace igual con Brasil que con el Madrid: ganarse una amarilla por partido. Y, a menudo, que le perdonen la segunda.