Fiesta, goles y despedidas en el último partido del año en el Bernabéu. El Real Madrid, con el 4-2 ante el Sevilla, dijo adiós al 2024, un año difícil de olvidar, y también a la leyenda Jesús Navas, en su caso imposible de borrar de la memoria. Los tres puntos dejan a los de Ancelotti, a falta de un partido por jugar, dos por encima del Barça y solo uno por debajo del Atlético. El Sevilla, por su parte, se queda en esa zona de nadie de la que no termina de salir.
Homenaje y golazos
La tarde empezó muy emocionante en el Bernabéu. Y no por el partido, que pronto comenzó a resolverse, sino por el homenaje a Jesús Navas que se retira del fútbol tras una carrera de leyenda y eso había que reconocerlo. Pasillo de los dos equipos hasta el centro del campo y un estadio entregado al genio de Los Palacios. No era para menos.
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Los blancos, dominadores del encuentro aunque sin exhibirse en defensa, vencieron al cuadro andaluz con el que Jesús Navas jugó el último partido de su carrera
Ya con el balón de por medio, los blancos no tuvieron rival. Al menos en los primeros minutos. Ni siquiera le dio problemas a Ancelotti el 'experimento' de jugar con Camavinga en el lateral izquierdo, que fue la gran novedad en el once. De la tranquilidad se encargó Mbappé y un tremendo golazo para abrir el marcador en el 4'. El francés recibió de Rodrygo bien colocado en la frontal, levantó la mirada y puso el balón en la escuadra. Lo celebró con rabia un Kylian que, ya sí, se va pareciendo cada vez más a Mbappé.
Al 'misil' del francés le siguió otro, diez minutos después, de Fede Valverde, que puso la guinda a una jugada ensayada. Álvaro, el portero del Sevilla, no pudo más que acompañarlo con su vuelo. Por tanto, la fiesta de Navidad ya estaba montada para el Madrid porque lo cierto es que, hasta ese momento, el Sevilla fue un mero espectador. Tuvo que recibir el tercero, de Rodrygo a pase de Lucas en el 34', para que, un solo minuto más tarde, reaccionara. Lo hizo Isaac Romero con un gol que, ya sí, vino por la izquierda del 'inexperto' Camavinga y que desnudó un poco las vergüenzas de los blancos.
Aquello, después de tantos golpes y todos tan seguidos (cuatro goles en media hora) hizo que el partido entrara en una fase más reflexiva en la que los dos equipos pactaron una pausa hasta el descanso donde cogerían aire para volver con más fuerza.
Ganas de vacaciones
Ya en la segunda parte, el duelo tuvo la misma decoración con un Sevilla que puso un poco de nervio con una presión intensa en la salida de balón merengue pero que duró hasta el cuarto de los blancos. Lo hizo Brahim tras una jugada colectiva en la que Mbappé fue quien le dio la asistencia.
Así, con el partido resuelto y las ganas de todo el mundo por empezar las vacaciones, Ancelotti revitalizó al equipo con Modric y Güler mientras que García Pimienta dio su última hora de juego a Jesús Navas. El sevillano fue de nuevo aplaudido en su entrada al campo y cada vez que recibía el balón surgía una especie de suspiro colectivo en la grada al saber que estaban siendo sus últimas carreras por la banda.
El capitán andaluz se llevó además una última alegría con el gol de Lukebakio (4-2) para recortar distancias que dejó el final de la fiesta en el Bernabéu con ese amargo sabor de las despedidas que se dan cuando lo has pasado bien. Y el Madrid en el 2024 lo ha pasado muy bien.





