La Real Sociedad no pudo vivir la noche con la que todo niño ha soñado de pequeño. En el teatro donde todas las imaginaciones nocturnas parecen cumplirse, el conjunto txuri urdin despertó de una realidad que, seguramente, y a pesar de que en el día a día sea difícil verlo, estaba más alejada de lo que pensábamos. La Real cayó. Lo hizo frente a un gran Manchester United, que demostró que la historia pesa y que el dinero también. Pero sobre todo, que es muy difícil soñar cuando te enfrentas a un equipo de la talla de los ‘red devils’.
No es la primera vez que conjunto que vive en el infierno y que baila sobre los sueños despierta a la Real Sociedad en una sesión nocturna. Pero esta vez, como suele pasar, todos creían capaz de dar la machada a un equipo que, sobre el papel, no era tan inferior como antaño a su rival. Sin embargo, la realidad se plantó para que el equipo y todos aquellos que habían subestimado a una auténtica bestia dormida, vieran lo complicado que es esto.

Bruno Fernandes celebra un gol
Pero de sueños se vive y los aficionados txuri urdines tienen que estar muy orgullosos de hasta dónde ha llegado su equipo. Y de lo que le queda por delante. Han hecho soñar a toda una ciudad, que le ha pagado con gratitud el desempeño. Han paseado el nombre de Donosti por todo Europa un año más. Han recuperado a los incrédulos y le ha dado alas a los optimistas. Han hecho que los niños volvieran a mostrarse orgullosos de ser del equipo de su ciudad. Pocas cosas hay más bonitas que eso. Y por encima de todo, han despertado a ese niño interior que todos llevamos, imaginando cada noche qué haría si su equipo vuelve a pasar a unos cuartos de final de competición europea. Que los sueños sean eternos.