El orzuelo en el ojo derecho de Novak Djokovic es tan visible como lo era cuando perdió la final de Miami ante el joven checo Jakub Mensik. El resultado en la pista fue el mismo: vapuleado por el rival.
Cerca de los 38 años, nº 5 mundial, el serbio va a ráfagas. Días en los que recupera su esplendor físico y ténico, jornadas en las que parece que le sobra todo, especialmente el tenis.
Puso a su lado al británico Andy Murray buscando nuevas emociones. En el Open de Australia le frenó una lesión. Luego fue una triste travesía por Doha e Indian Wells, para resurgir en Miami, aunque sin el título 100 que tanto persigue y no llega.
Como tampoco el 25º Grand Slam, que buscará en el próximo Roland Garros. Su regreso a la tierra no fue tan satisfactorio como su despedida en la tierra parisina colgándose el oro olímpico.
Al ralentí, poco convencido, Novak Djokovic cedió ante el chileno Alejandro Tabilo, 27 años y nº 32 mundial, por 6-3 y 6-4 en 1h.28'.

Imagen de Montecarlo en la que se aprecia el orzuelo en el ojo derecho de Novak Djokovic
Tropezó en la misma piedra el balcánico. Su anterior verdugo en arcilla había sido el zurdo Tabilo, en la tercera ronda de Roma, el curso pasado, 6-2 y 6-3. En Roland Garros no perdió Djokovic, se retiró por lesión. Estaba invicto en diez encuentros en tierra, aunque la racha remitía a objetivos que realmente pueden motivar a 'Nole'.
Ya no Montecarlo, que dominó en 2013 y 2015, que no deja de ser el principio del camino a Roland Garros. Las baterías se van agotando, tiene carga extra para situaciones puntuales. Esta vez no era el caso.
Tabilo repitió éxito con Djokovic. Llegó a Montecarlo con un balance negativo de 2-9, cuatro derrotas en tierra, pero ya está en octavos de Montecarlo, contra el búlgaro Grigor Dimitrov o el monegasco Valentin Vacherot.