No habrá final de La Cartuja para la Real tras no conseguir ganar al Madrid en el Bernabéu. Los txuri urdin plantaron cara, tutearon al gigante blanco e incluso estuvieron ganando 1-3 a falta de diez minutos, mandaron la eliminatoria a la prórroga en el descuento cuando todo parecía perdido y aguantaron hasta el 115’. El 4-4 final elimina a los de Imanol, que recuperaron la esencia más firme de la mejor Real de su etapa y enorgullecieron a toda la afición realista además de ganarse el aplauso del mundo del fútbol. Sin excepción. Fútbol, garra, ritmo, carácter e ilusión. Pero sin suerte. Cruel. Pero qué partido, qué reacción, qué orgullo. La Real está más viva que nunca.


REAL MADRID:
Lunin; Lucas (Modric, min. 79), Asencio (Guler, min. 106), Alaba (Fran García, min. 91), Camavinga (Rudiger, min. 91); Valverde, Tchouamení, Bellingham; Rodrygo (Brahim, min. 106), Endrick (Mbappé, min. 66), Vinicius.
REAL SOCIEDAD:
Remiro; Aramburu (Traoré, min. 79), Zubeldia, Aguerd (Aritz, min. 27), Aihen; Marín (Olasagasti, min. 91), Zubimendi, Sucic; Kubo (Óskarsson, min. 106), Oyarzabal (Mariezkurrena, min. 106), Barrenetxea (Sergio Gómez, min. 68).
Goles: 0-1 Barrenetxea (min. 16); 1-1 Endrick (min. 30); 1-2 Alaba, en propia puerta (min. 72); 1-3 Alaba, en propia puerta (min. 81); 2-3 Bellingham (min. 82); 3-3 Tchouameni (min. 86); 3-4 Oyarzabal (min. 93); 4-4 Rudiger (min. 115).
Árbitro: Alberola Rojas (Castilla y la Mancha). Amonestó a Camavinga por el Madrid y a Aramburu, Olasagasti, Javi López y Oyarzabal por la Real.
Santiago Bernabéu.
Con todo, aunque no al 100%
Era el día en el que, ante la duda, tocaba forzar. Y es lo que hizo Imanol, que fue con todo lo que tiene. Hizo cinco cambios respecto al partido del sábado, volvieron Aramburu, Aguerd, Sucic, Barrenetxea y Aihen al ‘once’, pero sólo una modificación, y obligada, del equipo de la ida, saliendo Brais y entrando el jugador más capaz de morder y correr: Marín.
Como en Old Trafford
La cita lo merecía. La Real recuperó su versión más cercana a la del 3-4 con una presión alta de inicio intentando que el Madrid fallara en la salida de balón, y una fluidez con el esférico difícilmente recordable este año. Como en Old Trafford, Imanol trató de ahogar al rival al principio. Los blancos salieron muy bien la mayoría de veces pero fue en la zona central donde comenzó a robar balones la Real anticipándose. Tuvo varias contras muy buenas que no aprovechó por falta de movimientos. El Madrid avisó por medio de Endrick, de chilena, tras equivocarse Zubeldia dejando botar un balón primero y perdiendo en consecuencia el cuerpeo con el ariete después. También probó fortuna Vinicius con un disparo escorado que desvió bien Remiro a córner tras una gran conducción de un estelar Valverde.
Pero la Real tenía chispa y también fútbol. Encontraba buenos espacios para pasar entre líneas y que los interiores recibieran en ventaja pero luego no terminaba de aprovecharlo. Sucic, tras un robo por presión de Oyarzabal, disparó desde la frontal y se marchó cerca del palo. Al croata se le veía cauteloso y algo lento. Llegaba justo a la cita. En el minuto 16 la Real armó la mejor jugada de toda la temporada. Fútbol champán en estado puro. Tras una posesión larga de lado a lado, Oyarzabal aceleró la acción con un apoyo para descargar sobre Zubimendi, que buscó por arriba a un Marín que peinó con inteligencia para la llegada como una bala de Barrenetxea. Controló perfectamente en carrera el ‘7’, pisó área, se cambió el balón de pierna en el último momento y batió entre las piernas a Lunin para igualar la eliminatoria. Golpe sobre la mesa. Golazo. La Real estaba viva y no de turismo.
Duro doble varapalo
La sensaciones eran buenas pero no iba a aguantar mucho la Real, por desgracia. El Madrid también estaba enlazando buenas acciones con un Bellingham cada vez más participativo. En el minuto 27 Aguerd notó que algo no iba bien en su rodilla y pidió a Aihen que parara el encuentro para tirarse al suelo. Había forzado tras sus molestias en el tendón rotuliano y no dio para más. Pidió el cambio y entró Aritz. Frío. Y en cuestión de dos minutos empató el partido el Madrid, adelantándose en la eliminatoria, por un cúmulo de errores individuales defensivos. Vinicius efectuó una genialidad de pase de exterior buscando la espalda de un Zubeldia demasiado alegre. Ahí apareció Endrick a la carrera y no un Aritz al que le pilló lejos y despistado la acción. Remiro no salió y el brasileño, igual que en la ida, batió al de Cascante, esta vez con una magistral picada. 1-1 en el 30’.
Salvando la papeleta
El arranque de la segunda parte fue menos brillante por parte de la Real, que se limitó a estar bien plantada y apretar por momentos, bien elegidos. Casi caza la buena con una pérdida de Camavinga que no supo aprovechar Oyarzabal, que tardó en decidir y se la filtró a Zubimendi cuando ya estaba en fuera de juego. Pero el Madrid sí continuó llegando con peligro. Rodrygo casi marca un golazo olímpico nada más empezar, pero Remiro salvó la papeleta. El de Cascante también tuvo que intervenir abajo en un disparo lejano de Bellingham. Alberola Rojas volvió a chocarse con Zubimendi, al que pisó, como sucediera en el partido contra el Espanyol de hace poco. El pivote estuvo un buen rato cojeando.
30 minutos de locura y orgullo
Ancelotti no quería sorpresas y dio entrada a Mbappé en el 66’, pero por Endrick, que estaba siendo el mejor del ataque. Imanol también optó por Sergio en lugar de Barrenetxea. Comenzó el asedio txuri urdin, que fue impresionante. Nada más entrar puso un gran córner que peinó Aritz, remató con la zurda Zubimendi pero Lunin hizo un estratosférico paradón. En el rechace Oyarzabal reventó con la derecha al quinto anfiteatro, mal. Clarísima. Fue un aviso de lo que venía, con la Real venida arriba. Kubo se marchó por la derecha, el centro raso lo rechazó la zaga, le cayó a Marín y este se inventó una fina y cambio de ritmo para pasearse por la línea de fondo y buscar el pase raso peligrosísimo. Pegó en Alaba y se coló en la portería. El incansable riojano haciendo magia.
La Real iba a lograr lo impensable y marcó el 1-3 a falta de diez minutos. Kubo se marchó, recortó, cedió atrás para que disparara con el alma Oyarzabal, volviera a desviar Alaba y entrara a gol. Delirio total, que solo duró un minuto porque en la siguiente jugada Vinicius se comió a Traoré y Zubeldia a la carrera y centró a Bellingham, que remató a placer. Casi marca Vinicius el tercero pero Remiro se hizo enorme cuando le intentó regatear, pero en la acción siguiente se comió el remate de cabeza de Tchouamení en el córner, que iba centrado. Con fuera de juego de Mbappé en la acción previa, no señalado. De estar en la final a estar eliminados en cinco minutos. La locura cruel del Bernabéu. Pero quién lo iba a decir. A balón parado. Oyarzabal tiró de escudo, de alma, de realismo, de eso que no existe pero ocurre, para cabecear a gol una falta lateral de Sergio Gómez en el 93’ para mandar la eliminatoria a la prórroga. Increíble. Con el 3-4, mismo resultado de la hazaña de 2020.
Prórroga cruel
Quedaba poca energía ya tras un esfuerzo titánico en el tramo final de partido y la Real buscó minimizar riesgos y errores. El Madrid, por su parte, apretó para evitar los penaltis. Aritz casi regala el tanto a Mbappé tras una pérdida en el centro del campo pero llegó a molestarle para que fallara. Entraron los últimos refuerzos en el descanso. Mariezkurrena y Óskarsson. Olasagasti cortó con una violenta entrada una contra de Vinicius y esto enfadó a todos los blancos que pedían la roja. No tenía mucho la Real, pero Sucic probó fortuna con uno de sus latigazos, que se quedó corto. La Real pedía penaltis a gritos. Pero no llegaron. Rudiger marcó de cabeza en el 115’ para acabar con toda ilusión realista. Le ganó la marca a Aritz
Cruel final para una noche de las que hacen Real. No habrá final. Pero sí orgullo txuri urdin.