El rendimiento de Marchand en los JJOO de Tokio 2020 le abrió la puerta de la Universidad Estatal de Arizona, donde le esperaba un tal Bob Bowman, que algo sabe de natación, ya que anteriormente había preparado a Michael Phelps. Este aprovechaba unos 10 cm más de altura que el promedio, ya en natación esa mayor envergadura es una buena ventaja.
Bowman mejoró la técnica del francés y amplió su rango de pruebas después de aplicarle su sistema de entrenamiento. Así, en 2022, batió el récord de la NCAA en las 400 yardas estilos, una prueba muy de Phelps. Con Bowman mejoró su resistencia, su velocidad de brazada y algo fundamental para un programa olímpico: su capacidad de recuperación entre las pruebas.
En ese contexto de los JJOO hay que jugar con un programa de eliminatorias, semifinales y finales que castigan a todo aquel que desea participar en varias pruebas. Un especialista de un estilo podrá fácilmente alternar las dos distancias, pero combinar diferentes estilos en un mismo campeonato es muy complicado. Marchand se subió al poyete para competir en 11 ocasiones en París y alcanzar cinco podios, cuatro de ellos, los individuales, dorados.
La dificultad de sobresalir en múltiples estilos radica en la especificidad de su preparación. Mientras un velocista se centra en la explosividad y la técnica de salidas y virajes, y un fondista lo hace en optimizar su energía nadando perfectamente, un estilista necesita trabajarlo todo, incluyendo unos virajes de transición entre estilos y un buen nado subacuático. Marchand ha demostrado que puede ser efectivo en todas las disciplinas, aunque la lógica a priori nos diga que en la natación actual eso no es posible. Y su nado subacuático es también excepcional, como era en su momento la base de Phelps.
Además, gracias a las enseñanzas de Bowman, ha demostrado ser un buen estratega a la hora de marcar sus ritmos según el contexto. Que puede ser una táctica tan sencilla como la increíble final de 400 estilos en que la estrategia fue... "a ver quién me sigue", y superó al ganador de la plata en casi seis segundos. O en el último largo de los 200 metros mariposa, en el que superó a Milák, que iba casi un segundo por delante al pase de los 150 metros.
En los próximos años veremos si se consolida como uno de los mejores de todos los tiempos, pero por ahora su trayectoria es imparable y nos genera curiosidad. Tal vez sea un modelo de lo que la natación del futuro puede ser: versátil, técnicamente impecable y capaz de brillar en múltiples pruebas. Su historia aún tiene mucho recorrido, pero todo apunta a que estamos presenciando la consagración de una leyenda en la natación mundial. Actualmente la natación cuenta con figuras femeninas como Katie Ledecky y Gretchen Walsh, quienes también están redefiniendo el deporte desde su propia perspectiva. Si Léon mantiene su progresión, podría consolidarse como el mejor nadador de su generación y dejar un legado comparable al de los grandes de la historia, como otro alumno aventajado de Bob Bowman: Michael Phelps.