David Carabén, comisionado del 125 aniversario del Barça, declaró hace unos días en La Vanguardia que “el zenit de nuestra historia (la del FC Barcelona) es ver a Xavi, Iniesta y Messi como finalistas del Balón de Oro”. Es muy cierto. Cuando en 2010 los tres coparon aquella ceremonia, se alcanzó un récord nunca visto en el fútbol continental, hasta ahora, que tres mujeres, también del Barça, han sido finalistas: Aitana Bonmatí, ganadora, y con Caroline Graham Hansen y Salma Paralluelo en el podio.
Hoy, cuando las nuevas estrellas del ‘Barça teen’ han superado dos partidos muy importantes -Bayern y Real Madrid- y han dejado su joven impronta en el césped blanco con una goleada histórica y el nombre de Coldplay en su camiseta, los parabienes que recibe el Barça por su audacia a la hora de utilizar adolescentes en su primer equipo es comparable a los elogios está recogiendo el club por el éxito continuado de La Masia.
Hasta hace unos años La Masia sólo era el nombre de uno de los mejores cuadros de Joan Miró. La historia cultural de nuestro país viene definida entre otras muchas cosas por ese extraordinario cuadro que Miró pintó entre 1921 y 1922, que tuvo como propietario durante muchos años a la familia Hemingway y que, hoy en día, está expuesto en la National Gallery of Art de Washington.
Hoy, otra masía, la del Barça, se conoce globalmente por ser la mejor generadora de futbolistas de todo el planeta. Si al éxito de aquella edición de 2010 se le añade ahora la presencia de adolescentes en el equipo que humilló al equipo Estado madrileño, se confirma que la apuesta del FC Barcelona fue un acierto y que todas las alabanzas que recibe el club en el desarrollo de jóvenes futbolistas son justas.
Sería de justicia que, en algún momento, la actual directiva del FC Barcelona hiciera un acto de contrición y reconociera públicamente el acierto de Josep Lluís Núñez a la hora de crear La Masia, en 1979. Núñez, guste o no, debería reconocerse como un presidente que jamás puso la mano en la caja y como el impulsor de La Masia. Merece un reconocimiento público.
Hoy, cuando los nombres de Messi, Iniesta y Xavi forman parte de la historia del club, otros jóvenes como Pau Cubarsí, Héctor Fort, Lamine Yamal, Marc Casadó, Alejandro Balde, Pedro González, Pedri, Fermín López, Marc Bernal o Iñaki Peña están escribiendo sus propios relatos, atreviéndose incluso a humillar a Vinicus Jr. y Kylian Mbappé, sacar de su zona de confort a Carlo Ancelotti y alterar el discurso de Florentino Pérez.
Al ‘Barça teen’ y su extraordinario éxito en el Bernabéu hay que añadir forzosamente un comentario sobre el ridículo monumental del Real Madrid al boicotear la ceremonia del Balón de Oro 2024. El episodio del pretendido premio a Vinicus Jr., ha representado un fracaso colosal para Florentino y toda la tropa que durante meses han calentado el ambiente para que el brasileño consiguiera el galardón sin enderezar su antideportividad.
Las malas noticias se le acumulan a Florentino Pérez. Su estadio no es sostenible, es un fiasco, Vinicius Jr. no es Balón de Oro, Mbappé cayó en 10 fueras de juego en El Clásico, y un grupo de adolescentes amantes de Coldplay le humillaron en su propio palco.
Messi nos enseñó una lección muy importante. No hay que hablar antes de hora, ni nada que celebrar hasta la conclusión de los partidos. También nos enseñó que cuando se gana hay que tener más humildad que cuando se pierde. Florentino, obsesionado con Cristiano Ronaldo, y ahora con Vinicius Jr., jamás escuchó esos consejos y ese ha sido un gravísimo error que pagará por largo tiempo