El Barça ya está en cuartos de final de la Champions League tras hacer un partido casi perfecto ante el Benfica, de superioridad total en la primera parte y de más control en la segunda, con combinaciones largas, ya con el definitivo 3-1 en el marcador que hacía bueno el 0-1 de la ida.
No hubo sorpresas en las alineaciones, especialmente en la del Barça, porque la entrada de Araujo por el sancionado Cubarsí y la continuidad de Olmo en la media punta estaban cantadas. El Benfica, en cambio, recuperó a Florentino en la medular tras casi un mes de baja, pero notó la ausencia por sanción de Carreras porque en la ida defendió muy bien a Lamine y se sumó con peligro al ataque.
Lamine y Raphinha rompieron el partido. El 1-0 del brasileño llegó tras una asistencia involuntaria del canterano. Y el propio Lamine marcó un 2-1 impresionante, acariciando el balón más que golpeándolo. El defensa que salió a su paso se quejó con razón de que ningún compañero le ayudó en un dos contra uno de libro. Errores que se pagan caro.
Hay que destacar a Raphinha, que tuvo fe en esa acción de Lamine inicial y también siguió la conducción endiablada de Balde, con velocidad y confianza para asistirle en el 3-1. Detecto que Flick, para romper líneas de presión, apuesta por potenciar conducciones de jugadores rápidos con el balón en los pies como Balde, De Jong, Pedri, incluso Dani Olmo. Van más rápido con el esférico que los rivales sin él.
A Bruno Lage le faltó valentía. Tardó en hacer cambios ofensivos pese a comenzar la segunda parte con un 4-1 en contra en la eliminatoria.