El tenista griego Stefanos Tsitsipas vivió hace unos días la amarga experiencia de protagonizar una fea discusión con Apostolos, su padre y todavía entrenador en ese partido del Masters 1000 ATP de Canadá que perdió ante el japonés Kei Nishikori.
El heleno pidió públicamente disculpas por su comportamiento, en el mismo mensaje en que anunciaba su separación profesional con Apostolos, su técnico desde niño, con quien ya había roto en el verano de 2023, aunque entonces su experiencia con el australiano Mark Philippoussis no prosperó y en unas semanas había vuelto con su progenitor.
La separación profesional ha sido más contundente en esta ocasión. Tsitsipas ha perdido fuerza con el grupo de la élite. De ser candidato a los títulos importantes y el número uno ha pasado a figurar fuera del top-10 (nº 11), no figura entre los favoritos al próximo US Open.
Tampoco en el Masters 1000 ATP de Cincinnati que está en marcha, con el italiano Jannik Sinner y el español Carlos Alcaraz como principales cabezas de serie. Tsitsipas tiene que debutar contra el alemán Jan-Lennard Struff.
Antes pudo dulcificar el mal momento experimentado con su padre en Cincinnati. Cumplió 26 años, el torneo tuvo un detalle con él. Una tarta de cumpleaños que le llevó su madre, Julia Salnikova, ex tenista profesional y con mucha fuerza en las decisiones también deportivas de la familia Tsitsipas.
También apareció en el acto Paula Badosa, 26 años, nº 37 mundial y pareja sentimental del ateniense. La española, reciente campeona en el WTA 500 de Washington, su primer trofeo desde la lesión de espalda y cuarto en su carrera, debutará en el WTA 1000 de Cincinnati con la estadounidense Peyton Stearns, 22 años y nº 46.
Stefanos Tsitsipas, encantado con su madre y Paula, sintiéndose arropado en un día más especial por lo sucedido con su padre, y dispuesto a recuperar terreno en el ATP Tour. Busca entrenador.