La reanudación del partido de Los Cármenes le salió rana al Athletic. Los leones, que antes de la suspensión del encuentro dominical por la muerte de un abonado del Granada en el estadio iban ganando 0-1, vieron como un gol em propia portería de Ruiz de Galarreta le privaban de dos puntos que bien pudieron caer de su lado a nada que no hubiesen perdonado lo imperdonable antes del descanso.
El fútbol es así. Iñaki Williams, con un cabezazo de aquella manera, firmó el tanto bilbaíno en idéntico escenario durante la tarde del domingo y ayer, con un testarazo como mandan los canones, el balón acabó en el larguero. A su hermano Nico ya se le había ido para entonces un tiro cruzado con efecto como los que enchufó frente a Rayo y Cayón. Sancet, en cualquier caso, fue el que más perdonó de todos. La primera se la sacó el portero rival. Lo de la segunda, a pase de la muerte de Guruzeta, carece de explicación.
Lo mismo que el bajonazo experimentado por el propio Athletic en los últimos minutos del primer tiempo y los primeros del segundo. El conjunto nazarí, sin hacer nada del otro mundo, equilibró la contienda tanto a nivel de juego como de marcador. Los leones, eso sí, reaccionaron con los cambios, pero tarde y de manera insuficiente para llevarse los tres puntos. Perdonar es lo que tiene.
Con los mismos
Ambos entrenadores decidieron afrontar esta continuación del partido suspendido el domingo con sus mismos onces titulares. Medina, de esta manera, se plantó con defensa de cuatro, tres centrocampistas, dos extremos y un delantero centro. Valverde repitió con Beñat Prados y Galarreta en la sala de máquinas y Sancet por delante.
El Athletic generó en poco tiempo un buen número de buenas ocasiones de gol. Nico Williams fue el primero en romper las hostilidades con el 0-1 del día anterior ya en el marcador. El extremo navarro hizo una jugada marca de la casa sin que su remate encontrara portería. Sancet tuvo después sus dos clarísimas, pero tampoco dio en la diana. Beñat Prados y Guruzeta fueron los siguientes en intentarlo y tampoco. Iñaki Williams fue el último en aparecer en escena antes del descanso y su remate de cabeza a pase de Galarreta acabó en el larguero.
Los locales, por su parte, se guardaron sus mejores y únicas opciones de gol para segundos antes de la finalización del primer tiempo, pero De Marcos desbarató su doble intento consecutivo. El Granada salió en el segundo tiempo más enchufado frente a un Athletic que poco a poco fue perdiendo gas y control del partido. Los locales, sin haber llegado a rematar a portería, empataron diez minutos después de la reanudación con un gol en propia puerta de Galarreta en su intento de despejar de cabeza un centro lateral de Ricard.
El conjunto nazarí empezó a dar sensación de peligro a partir de ahí frente a un conjunto rojiblanco que sufrió atrás y desapareció de manera paulatina en ataque. Valverde, con su equipo desorientado, buscó soluciones en el banquillo. Yuri y Villalibre fue su primera doble apuesta.
El panorama lejos de variar pareció complicarse por momentos. Lucas Boyé y Unzuni tuvieron entonces sus opciones. Ander Herrera y Berenguer comparecieron acto seguido y los leones, entonces sí, volvieron a adueñarse de la situación, pero sin la claridad ni la contundencia demostradas en los 17 minutos del domingo y en los 40 y tantos primeros del lunes. El propio Herrera y Paredes tuvieron sus opciones de gol con sendos cabezazos. El balón no encontró portería y el Athletic, con Nolaskoain en el campo, vio como se le escapaban dos puntos.