El Liverpool se ha bajado este sábado de la pelea por el título de la Premier League en otro partido en que su peor versión cara a puerta fue la culpable de acabar empatando frente al West Ham (2-2), dejando la pugna en manos de Arsenal y Manchester City.
Venía el conjunto de Jürgen Klopp de una derrota frente al Everton y de varios partidos de muchas dudas en su juego, con los futbolistas dando una versión de rendimiento muy bajo y con un ultimatum por continuar con opciones para ganar la Premier League, que ya estaba bastante complicada.
Aun así, sorprendió el técnico germano al dejar en el banquillo a Mohamed Salah, Darwin Núñez y Dominik Szoboszlai, aunque por méritos de los últimos partidos tampoco es que tuvieran que ser titulares de forma obligada. El tema es que los que entraron en su lugar no están tampoco a la altura de ser ahora mismo titular en el Liverpool.
Las opciones de los 'red' pasaron una vez más por la inspiración de un Luis Díaz que está a otro nivel. Todo el peso de los ataques cayó en sus botas y aunque firmó un partidazo, el West Ham lo quiso atar en corto aunque eso supusiera dejar más libre a Gakpo o Harvey Elliott, que fueron una vez más decepcionantes e incapaces.
Por si eso no fuera ya lo suficientemente preocupante, el Liverpool más allá de ver como dominaba pero lo fallaba absolutamente todo, se vio detrás del marcador justo antes del descanso. El West Ham, que había hecho daño con muy poca cosa, marcó mediante Bowen en un saque de esquina muy mal defendido (43').
Necesitaba reacción inmediata Klopp, que aun así no optó por hacer ninguna sustitución. La consiguió. Pisó el acelerador en sus ataques y tuvo que ser Robertson, un lateral, el que saliera al rescate de una delantera incapaz en una combinación con Luis Díaz (48').
A pesar de un susto bien resuelto por Alisson en un voleón de Emerson, esos fueron los mejores minutos del Liverpool, con bastante facilidad para generar, aunque con todavía problemas en el remate. Es más, la remontada llegó con un tanto en propia meta de Soucek tras una carambola extrañísima (65').
Tenía lo más difícil hecho el Liverpool, pero no logró mantenerlo. Dio un paso atrás innecesario y cedió oportunidades para el West Ham, que con poco hizo mucho daño. Bowen aprovechó un mal marcaje de Quansaj para ponerle la pelota medida a Antonio, que volvió a poner las tablas de cabeza (77').
Fue entonces cuando Klopp decidió meter a Darwin y Salah, aunque las cámaras captaron una fuerte discusión del egipcio y germano en la banda. Acelerado y necesitado, el Liverpool se volcó con ataques directos pero no efectivos. La más clara fue para Elliott, pero el destino quiso que la pelota golpeara en el larguero y el Liverpool se despidiera de la Premier League.