La afición de la Real se volcó con la final de la Copa de la Reina. Viajó ilusionada a Zaragoza, animó durante todo el día, disfrutó, pero enseguida se llevó el golpe de realidad. El resultado tan adverso y tan tempranero aguó la fiesta en La Romareda y también redujo el ambiente que sí hubo en la previa. Las más de 5.500 personas que apoyaban a la Real llenaron su fondo pero el Barça no tuvo piedad, tampoco con ellas, que vieron hasta cinco goles de cerca en la primera parte. Aun así, sobre todo tras el 8-0, la grada se vino arriba y ayudó a cerrar el día con un ambientazo, incluso uniéndose a la ola conjunta de todo el estadio.
Zaragoza fue una fiesta
Las dos aficiones inundaron Zaragoza de blaugrana y txuri urdin durante todo el día. Aunque fue la realista la más madrugadora para ‘quitarle’ el copyright de los colores azul y blanco al Zaragoza por un día. El txuri urdin de la ciudad maña lo puso la marea de 5.500 almas creyentes de la Real. Fue un desplazamiento récord que no debe quedar en el olvido.
Pese a que llegó antes la afición guipuzcoana, la del Barça fue claramente mayoría, sobre todo en el estadio. En todo caso, el buen rollo entre ambas masas fue ejemplar y constante durante toda la jornada. Ya podría tomar nota el fútbol en general. Era un día grande para Gipuzkoa y la Real, y se notaba. Familias de Oiartzun, Errenteria, Donostia, Iruña, etcétera se juntaron por toda la ciudad. No se quisieron perder la gran cita tampoco caras muy reconocidas en la Real como las exjugadoras Gaby García, Paola Soldevila (campeona en 2019), Mendoza (campeona), Aintzane Encinas o Sandra Ramajo, entre otras, que se dejaron ver en la previa y en la grada.
Gran recibimiento
Se lo pasó en grande la gente por la ciudad. En El Pilar por la mañana, en el centro al mediodía, y en los alrededores de La Romareda por la tarde. Pero no fue precisamente gracias a la Federación que, salvo un DJ animado en la previa ya dentro del estadio, no se esmeró demasiado en ubicar la fan zone ni a la vista ni en una zona con espacio. También hubo algo de confusión con el ‘meeting point’ de la afición de la Real facilitado por el propio club, aunque finalmente todo el mundo se reunió en la llegada del autobús.
Ahí es donde la afición comenzó a ser consciente de lo que se venía. El recibimiento fue a lo grande, tanto que las jugadoras de la Real botaban dentro del autobús a su llegada al estadio. Había ganas de final. La afición entró muy pronto al estadio. Había miles de personas dentro a falta de más de una hora para el pitido inicial. Las jugadoras se acercaron al fondo para agradecer el apoyo al término del encuentro.