Cinco exjugadores de rugby del Grenoble están siendo juzgados desde el lunes por violar a una joven o de presenciar la agresión sin intervenir, tras un 'tercer tiempo' alcohólico en Burdeos, en el suroeste de Francia, en 2017.
El irlandés Denis Coulson, de 30 años, y que llegó al tribunal caminando con una muleta tras sufrir un accidente, está acusado de violación en grupo junto con el neozelandés Rory Grice, de 34 años, y el francés Loïck Jammes, de 30, además del irlandés Chris Farrell (31) y el neozelandés Dylan Hayes (40), acusados de no impedir un delito.
Los hechos de los que se les acusa son los siguientes. El 12 de marzo de 2017, V., de 20 años, abandonó llorando un hotel de Mérignac, a las afueras de Burdeos, donde el equipo de Grenoble había pasado la noche tras un partido del Top 14 perdido contra el club local UBB.
La estudiante presentó una denuncia en la que afirmaba que había conocido a los jugadores del FCG en un bar y los había seguido hasta una discoteca, donde todos habían bebido mucho.
No recordaba nada entre la discoteca y el hotel, donde volvió en sí, desnuda en una cama con una muleta en la vagina, rodeada de dos hombres desnudos y otros con la ropa puesta.
Coulson, Jammes y Grice admitieron haber mantenido relaciones sexuales, declarando que V. había dado su consentimiento. Farrell, el dueño de las muletas, estaba presente en la sala y Hayes también.
"Cuando vas a un club nocturno y bebes mucho, no es sólo por diversión. Quieres tener relaciones con chicos. Ella era muy activa, le besó en el club nocturno, le hizo sexo oral en el taxi, le envió señales diciendo 'estoy dentro'", dijo la abogada de Coulson, Corinne Dreyfus-Schmidt.
Basándose en el testimonio de los acusados, los testigos y un vídeo sexual grabado por Coulson, los investigadores creen que Coulson realizó varios actos de sexo oral e introdujo un plátano, una botella y muletas en la vagina de la víctima.
Según un experto en toxicología, la víctima tenía entre 2,2 y 3 gramos de alcohol por litro de sangre. Las imágenes de las cámaras de seguridad la muestran luchando por mantenerse en pie cuando llegó al hotel.
"Se ve que no está en condiciones de consentir y estos señores la llevaban, estos señores estaban con ella, lo sabían perfectamente", declaró el lunes el Sr. Gros. El silencio no es lo mismo que el consentimiento, sobre todo cuando se sabe que la persona está muy intoxicada».
"Lo correcto era meterla en un taxi o llevarla a la cama", añadió.
Tres de los cinco acusados -Grice, Jammes y Farrell- siguen siendo jugadores profesionales de rugby. Coulson se ha convertido en jefe de obra y Hayes está en paro.