Samuel L. Jackson no es solo uno de los actores más queridos de Hollywood, sino también uno de los más exitosos. Pero su camino hacia la cima del estrellato no fue algo que ocurrió por casualidad.
Detrás de su trayectoria hay un momento clave: una conversación con Bruce Willis que le dio una perspectiva que cambiaría su carrera para siempre. Ese consejo, aparentemente sencillo, terminó siendo el impulso que lo llevó a encontrar su personaje icónico y asegurarse un lugar en la historia del cine.
El papel de Nick Fury en el Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) ha recaudado más de 12,800 millones de dólares en taquilla solo con las películas en las que aparece. Sin embargo, este éxito no llegó de inmediato. Fue necesario un consejo visionario y una década de espera para que Jackson encontrara el personaje que lo convertiría en un ícono global.
Todo comenzó en 1994, mientras rodaba Duro de Matar 3 junto a Bruce Willis, quien compartió con él una lección que resonaría durante años.
El consejo que transformó su carrera
En pleno set de rodaje de Duro de Matar 3, Willis le dijo a Jackson: "Ojalá puedas encontrar un personaje que, cuando hagas malas películas que no generen dinero, siempre puedas volver a ese personaje que todo el mundo ama". Willis sabía de lo que hablaba.
Su John McClane en la saga Duro de Matar era su seguro en la industria, mientras que otros actores como Arnold Schwarzenegger (Terminator ) o Sylvester Stallone (Rocky y Rambo) tenían sus propias franquicias inquebrantables.
Para Jackson, sin embargo, ese personaje aún estaba fuera de su alcance. No fue hasta 2008, 14 años después de aquella conversación, cuando finalmente encontró su oportunidad al interpretar a Nick Fury en Iron Man.
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Este papel no solo lo convirtió en el rostro del MCU, sino que también significó un contrato para nueve películas, asegurándole un lugar permanente en una de las franquicias más exitosas de todos los tiempos. "Hasta que conseguí el papel de Nick Fury, no se me ocurrió que iba a hacer lo que Bruce me dijo", confesó Jackson. "Ahora tengo el personaje".
Más allá de los premios: la felicidad como medida del éxito
A pesar de haber protagonizado algunas de las películas más taquilleras de la historia, Samuel L. Jackson nunca ha estado obsesionado con los premios. A sus 76 años, el actor ha dejado claro que su prioridad no son los Oscar ni las estatuillas doradas.
En una entrevista con Los Angeles Times en 2022, expresó: "Nunca iba a dejar que los Oscar fueran la medida de mi éxito o fracaso como actor. Mi criterio de éxito es mi felicidad".
Prefiriendo papeles que lo diviertan y conecten con el público, Jackson ha abrazado su carrera con autenticidad. "¿Estoy satisfecho con lo que hago? No hago películas de caza de estatuas", declaró.
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Para él, encarnar personajes como Nick Fury o Mace Windu, el Jedi de Star Wars con un sable de luz púrpura, es mucho más gratificante que perseguir reconocimientos de la crítica. Estos roles representan lo que realmente disfruta como actor: diversión, emoción y la posibilidad de entretener a millones de personas.