Stephen Curry ha revelado una anécdota personal que destaca la relación amistosa que mantiene con LeBron James, pues en el primer episodio de su podcast Heat Check, que grabó junto a su padre Dell, el chef relató un evento significativo que tuvo lugar en 2009, cuando ambos jugadores eran jóvenes promesas del baloncesto.
En su relato, Curry compartió cómo LeBron James extendió una invitación inesperada: “Al ser de la Costa Oeste, solo jugamos en Cleveland una vez por año. El (por LeBron James) ya me conocía de venir a verme jugar en la Universidad (Davidson), y en la noche anterior a ese partido, yo estaba en el hotel y recibí un llamado de LeBron en el que me invitaba a su casa”.
Como novato en la NBA, Stephen Curry aceptó la invitación de su rival, pero enfrentó un pequeño obstáculo logístico: “Me tomé un taxi y fui. Su casa estaba en Akron, y fue la primera vez que pisaba la ciudad desde el día en que nací. Sentí que nuestra conexión venía por ahí, por Akron...”.
Stephen Curry recordó con cariño el tiempo que pasó en la casa de LeBron: “Estuvimos pasando el rato en su sótano, jugando juegos toda la noche, mientras Bronny y Bryce (los hijos) pasaban corriendo por ahí. Fue increíble. Seis años después de eso, estábamos teniendo la rivalidad más loca de todas”.
Este episodio íntimo resalta un vínculo personal entre los dos jugadores que, a pesar de su feroz rivalidad en las finales de la NBA, nunca ha dejado de ser una amistad respetuosa y significativa.
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Stephen Curry y LeBron James grandes rivales en la NBA
La rivalidad entre Stephen Curry y LeBron James ha sido una de las más destacadas en la historia reciente de la NBA. Ambos jugadores se enfrentaron en cuatro series finales, con Curry y los Warriors llevándose el triunfo en 2015, 2017 y 2018.
LeBron, por su parte, logró la victoria en 2016 con los Cleveland Cavaliers, y fue nombrado MVP de esa serie memorable que se decidió en el séptimo partido.
La relación entre Curry y LeBron continúa evolucionando, tanto en el campo de juego como fuera de él. La invitación de LeBron en 2009 es un recordatorio de que, a pesar de la competencia, los grandes atletas pueden construir amistades duraderas y significativas.