Ayer, por fin, se dio a conocer el nuevo CEO del Barça ante los socios. La buena impresión pública que causó Ferran Reverter se ciñe a lo que contaban los trabajadores del Club que le han ido conociendo estos meses. Estricto, serio, trabajador y poco amigo del ruido. Cuentan, por ejemplo, que viniendo de la seriedad de la empresa privada (Mediamarkt en Alemania) no entiende, y le mosquea, la forma como en este Club se filtra todo. Se filtra, incluso, que Reverter no soporta las filtraciones que salen de los directivos.
En cualquier caso, ayer que se cumplían diez años de la muerte de Steve Jobs, el director general del Barça demostró que domina esta manera nueva de comunicar, aparentemente desenfadada y amena, pero rigurosa y al grano. Tras la tan esperada “due dilligence”, los números que presentó de la última etapa de Bartomeu (que también estaban auditados, pero por otra empresa) son catastróficos. Lo contó hasta donde quiso detallar, pero se ahorró los adjetivos y los colmillos afilados. No es su estilo. Fue un acierto comunicativo del Club que la dimensión de la tragedia la contase un hombre frío, cabal, profesional y que anda por el Club sin rencores previos. El socio quiere toda la verdad pero sin fuegos artificiales. Lo mejor es que, estando tan mal, dijo que los patrocinadores quieren venir, que en enero se podrá fichar y en verano llegarán los cracks.
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