Recientemente, Elon Musk volvió a convertirse en el centro de la polémica tras su inusual actitud durante una cena de lujo en la residencia Mar-a-Lago, Florida. El evento, organizado por el presidente Donald Trump, contó con la presencia de importantes figuras del ámbito político y empresarial, pero lo que realmente acaparó la atención en redes sociales fue un video viral del magnate, quien jugaba con sus cubiertos.
En las imágenes, el empresario aparece concentrado en equilibrar cucharas y tenedores en la punta de sus dedos mientras los demás invitados continúan con sus conversaciones. A su lado se encontraba Shivon Zillis, empleada de Neuralink y madre de cuatro de sus 14 hijos, entre ellos Stride, Azure Arcadia y Seldon Lycurgus. También se podía ver a Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, entre los asistentes.
Su excéntrico gesto no pasó desapercibido, ya que generó una ola de reacciones en redes sociales. Algunos usuarios lo compararon con un niño pequeño, mientras que otros lo tildaron de “extraterrestre” o de simplemente buscar llamar la atención con sus “payasadas”.
Dudas sobre su salud mental
Más allá de las bromas, algunos seguidores del multimillonario expresaron su preocupación por su estado mental. Cabe recordar que Musk habló abiertamente sobre su diagnóstico de Asperger, un trastorno del espectro autista, e incluso admitió haberlo tratado con ketamina, sin embargo, sus constantes comportamientos fuera de lo convencional comenzaron a generar cuestionamientos sobre su papel en la política y los negocios de alto nivel en Estados Unidos.
El encuentro en Mar-a-Lago fue una reunión exclusiva para la que, según informes, Trump habría cobrado un millón de dólares por invitado. A pesar de la importancia del evento, la atención mediática se desvió rápidamente hacia Musk y su peculiar actitud en la mesa.
¿Arrogancia o mala educación?
No es la primera vez que el dueño de X (antes Twitter) es criticado por su comportamiento en reuniones formales. Durante la investidura presidencial, también fue captado mientras realizaba gestos y movimientos extraños, lo que incluso llevó a especulaciones de que había enviado un robot idéntico a él en su lugar.
La cena en Mar-a-Lago fue un detonante más sobre las discusiones respecto a la personalidad y la influencia de Elon Musk en la esfera política y empresarial de Estados Unidos, además de probar que, una vez más, el magnate le hace justicia a su rol de ser un imán para la polémica.