El tercer galardón de MVP para Nikola Jokic en los últimos cuatro años es más que merecido para un jugador que puede terminar perfectamente convirtiéndose en uno de los diez mejores jugadores en haber pisado jamás una cancha de baloncesto. El hito del astro serbio, como él mismo reconocía casi de inmediato, lo merecían también Shai Gilgeous-Alexander y Luka Doncic, los otros dos finalistas en las votaciones del panel de medios especializados que determinan al Jugador Más Valioso de la NBA campaña tras campaña.
"Son detalles, pequeñas cosas", comentaba Jokic, gran amigo del astro esloveno. Lo cierto es que hay muchos aficionados indignados con lo que consideran un desplante al jugador de los Dallas Mavericks, que viene de firmar una de las temporadas estadísticamente más relevantes que se recuerdan. Solo él y LeBron James, en 2006, con sus equipos alcanzando las 50 victorias y promedios superiores a los 30 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias, se han quedado sin levantar el galardón individual más importante de la competición estadounidense esa misma temporada.
De hecho, jamás en los 78 años de historia de la NBA se habían visto las medias de 33,9 tantos, 9,2 rebotes y 9,8 asistencias que ha firmado el mago de Liubliana este curso. Entrar una guerra de récords e hitos, francamente, es algo inútil a estas alturas.
Jamás en los 78 años de historia de la NBA se habían visto las medias de Doncic este curso
El argumento que pareció cimentar el destino de Doncic en las votaciones fue el arranque a trompicones de los Mavericks, que en febrero hicieron dos traspasos clave para mejorar su defensa y presencia en la pintura, desencadenando la mejor versión que se recuerda del equipo con el esloveno a la cabeza. Todo ello permitió convertir un curso mediocre en un meritorio quinto puesto en el salvaje Oeste, con un balance que les hubiera situado a la altura del segundo clasificado de tratarse de la Conferencia Este.
Los votantes tampoco han parecido valorar el cetro anotador que se ha llevado el esloveno, uno de los argumentos de mayor peso el año pasado cuando Joel Embiid sí pudo con un Nikola Jokic que, más o menos, lleva cuatro años firmando números estratosféricos. Ese es, sin duda, uno de los principales motivos por los cuáles el serbio merecía con todas las de la ley el premio.

Nikola Jokic, Luka Doncic y Shai Gilgeous-Alexander, los tres finalistas al MVP de la NBA en 2024
También constatar que es el único MVP que a estas alturas de su trayectoria, tras nueve temporadas, nunca ha contado con un compañero miembro de alguno de los tres mejores quintetos del curso en la NBA, ni siquiera un All Star –aunque eso sea un desdeño hacia Jamal Murray, otro melón distinto–.
La clave aquí reside en comprender que se trata de un premio con criterios variables y subjetivos, muy influenciado también por las narrativas que dominan el panorama estadounidense. Uno de los hechos más flagrantes en la valoración del desempeño de Doncic, en todo caso, ha sido que prácticamente nadie haya recordado estos días sus 73 puntos el pasado 26 de enero... ¡la cuarta mejor anotación de toda la historia! Tanto ha logrado el esloveno que ni siquiera eso está entre los argumentos arrojadizos de las tertulias de bar.
Hay que comprender que este es un premio con criterios variables y subjetivos
El quid de la cuestión está en que se antoja complicado pensar que Doncic pueda mejorar más todavía la producción de esta temporada, aunque nada es imposible. Sin duda, el listón para que el esloveno termine llevándose el MVP parece tan elevado que ni siquiera Armand Duplantis sería capaz de superarlo con uno de sus fascinantes brincos. Pero tampoco hará falta que el esloveno se supere de nuevo a sí mismo.
Es muy probable que Luka Doncic termine llevándose uno o múltiples premios al MVP a lo largo de su trayectoria. Igual de probable será que cuando lo haga, sus números no sean parecidos a los de esta temporada, quién sabe si los mejores de su carrera. Tiene 25 años y tiempo de sobras para llevarse un galardón que hasta Nikola Jokic le hubiera cedido encantado. Por recordar un ejemplo flagrante, Kobe Bryant no se llevó su único premio al Jugador Más Valioso hasta que cumplió los 29 años.