Saber si una empresa va bien es tan sencillo como comprobar si ingresos menos gastos da un resultado positivo. Así de simple: sumas y restas. Y de igual manera funciona en las grandes empresas, también en el negocio del fútbol, porque los números son los números, al margen de cualquier otro componente intangible.
Cierto que hay empresas que pierden dinero con la intención de crecer y obtener más consumidores o más facturación futura, pero en estos casos las compañías tienen que vender parte de sus acciones para financiar el crecimiento. No tendría que ser el caso del FC Barcelona, que históricamente se ha focalizado en generar los máximos ingresos posibles para reinvertirlos en la propia institución, con mejores instalaciones o mejores jugadores. El Barça no se vende, ni tampoco distribuye dividendos a sus socios, por lo tanto, el negocio se basa en gestionar gastos e ingresos ordinarios para hacer frente a sus retos, tanto deportivos como institucionales y sociales, sin ninguna necesidad de vender activos (terrenos, jugadores, o negocios) para poder pagar las facturas del día a día.
Según las cuentas anuales auditadas del FC Barcelona, los ingresos ordinarios de la temporada pasada fueron de 743 millones de euros. Menos que el año anterior (796 millones), menos que en otras épocas del club y menos que bastantes de sus competidores actuales.
1) Estadio: los ingresos por entradas, socios, abonos, museo, VIP o eventos han disminuido substancialmente. Normal: Montjuïc. La pregunta sería más estratégica: ¿se tenía que haber impulsado el proyecto antes? Sí, sin duda. ¿Se tenía que hacer ahora? Asumiendo grandes riesgos, pues el club no estaba preparado, ni a nivel de gestión, ni por sus resultados económicos de los últimos seis años.
2) Patrocinios: Es curioso ver que sólo el FC Barcelona (desde hace 2 años) revela el detalle de la facturación referente a patrocinios, pues este tema siempre fue y es muy sensible. Dicho esto, según el mismo club, los ingresos en esta partida han crecido 4 millones respecto el 2019, época precovid, pero ahora incluyen la venta de nuevos activos, como el ‘naming right’, o patrocinios específicos de un nuevo estadio. A un club top 5 mundial se le debería exigir un aumento del valor de sus patrocinios por encima del IPC anual y poder cerrar sus operaciones comerciales sin pagar comisiones. Sería interesante que Real Madrid, Man United o Man City revelaran el detalle de estos ingresos, ni que sea para comparar…
3) Merchandising: buenas noticias ya que la facturación ha aumentado, teniendo limitados por las obras los ingresos de la tienda del Camp Nou. Ahora bien, ¿el aumento de facturación total de BLM representa un mayor margen de beneficios? ¿Podemos saber los costes? ¿Alguien ha sumado y restado?
4) Derechos de televisión: aumentan, especialmente los procedentes de la Champions. El problema es que el club tiene que devolver cada año un 25% de los ingresos de televisión de LaLiga al fondo Sixth Street, que anticipó el 25% de un periodo de 25 años, en la primera de las palancas. Habrá que comparar el dinero adelantado con los ingresos que se dejen de percibir anualmente si LaLiga vende más caros los derechos por tener a un Barça mejor y a un Real Madrid con Mbappé.
5) Otros: El negocio 3.0 es residual (Barça Vision) y suponemos que el club mejora adecuadamente en los ingresos en concepto de escuelas, partidos de Legends y amistosos, entre otros.
Si a los 743 millones de ingresos brutos le restamos todos los gastos declarados en las cuentas auditadas (salarios, gastos de gestión, comisiones, costes de merchandising, operativa de estadio, etc.), el resultado es que el FC Barcelona tiene unas pérdidas ordinarias, de su negocio habitual, de 123 millones de euros. El club gasta más que ingresa, y lo hace desde hace muchos años, con una pérdida de más de 100 millones por temporada. Se trata de un rasgo común de la gestión de los últimos ocho años, donde en un mandato crecieron mucho los ingresos para gastarlos terriblemente en el campo, y en el actual mandato se intenta construir un legado en forma de grandes logros deportivos y “patrimoniales”, aunque la gestión sea deficitaria. El socio tiene que decidir: ¿quiere intentar ganar títulos a toda costa y crear legados personalistas utilizando estrategias propias de la crisis del 2008 con las hipotecas subprime? O, por el contrario, ¿prefiere consolidar el club del futuro, donde el negocio y el área deportiva vayan de la mano y crezcan desde la solidez y las cosas bien hechas?
En otro artículo ya hablaremos de la deuda y el patrimonio que refleja el balance contable del club...