El momento de la verdad

Pep Guardiola y Luis Enrique, dos de los mejores entrenadores del mundo, están atravesando problemas deportivos, y la falta de humildad que les caracteriza no les está ayudando a salir del bache. Guardiola superó el episodio de los arañazos en la cabeza y en la nariz muy justito, tuvo que justificar sus palabras sobre las autolesiones y encararse con el público de Anfield el domingo pasado fue un error. Tanto el tema de las autolesiones como su respuesta a los seguidores red, se convirtieron en preguntas obligadas de los periodistas y a Pep, como a todos los entrenadores, le molesta enormemente que le pregunten por temas que no tienen que ver con el desarrollo de los partidos.

A Luis Enrique le está pasando factura la tremenda tensión que él mismo ha generado en su entorno. Los resultados no le favorecen, pero su actitud frente al tablero de juego y la prensa es tóxica, y, como siempre, cuando hay tensión, el asturiano desatasca los problemas atacando a la estrella, en este caso, y tras la partida de Kylian Mbappé, el volátil, irreverente y poco fiable Ousmane Dembélé.

Deportivamente, Pep y Lucho están en un momento delicado, pero eso son cosas del fútbol. En el caso de Pep, lleva seis partidos sin ganar y esa racha es muy novedosa e incómoda para él, la lesión de Rodri ha trastocado el esquema de juego y a los citizen les está costando mucho acoplar nuevas tácticas. Y en el caso de Lucho, la oposición de la prensa francesa, el empate ante el Nantes en casa el pasado sábado y las perspectivas europeas le dejan en una posición mucho más difícil.

‘L’Equipe’, el rotativo francés, explica con pelos y detalles la tensa relación de Luis Enrique con Dembélé. Esta misma semana, el rotativo título a toda página “Moción de Censura” contra “el autoritario y dogmático” Lucho.

Como siempre ocurre cuando el entrenador prescinde de su estrella, hay que ganar porque si no la situación se tuerce aún más. ¿Recuerdan el partido en Anoeta de del 4 de enero de 2015? Luis Enrique sentó a Messi y acabó perdiendo. Ante el Nantes el partido empezó bien para el PSG. Hakimi marcó en el minuto dos, pero el empate de Abline en el 38, abrió un abismo para el conjunto de París, incapaz de marcar en los 50 minutos restantes, incluso con la entrada in extremis de Dembélé.

Guardiola tiene otro tema preocupante, la resolución sobre el fair play financiero del City y su posible sanción. ¿Cómo se comportará Pep si les descienden o les quitan algún título? Su respuesta a los cánticos contra él en Anfield fue señalar con los dedos sus seis títulos de Premier. Si le quitan algún título, esa foto le perseguirá de por vida. Así funciona este mundo.

En estos momentos tan delicados los entrenadores deben medir mucho sus gestos y sus palabras. Las cámaras les persiguen y si en alguna ocasión la lucecita roja que señala el objetivo que emite en directo les sirve para dar una imagen positiva, ahora, es todo lo contrario. Ahora es cuando los dircom entran en juego y han que decir lo que nadie quiere oír. La forma de abordar la crisis es hacerlo en la intimidad con el míster, pero muchas veces eso es imposible porque muchos entrenadores están siempre rodeados de palmeros que les ríen las gracias, pero que son incapaces de decir lo que realmente necesita el técnico.

Pep y Lucho han de buscar un mensaje positivo, calmado y repetirlo una y mil veces. Humildad, serenidad y controlar las palabras. El enfrentamiento no ayuda para nada. Pep salvó el miércoles el escollo del Nottingham Forest (3-0), pero veremos qué ocurre esta noche en el Auxerre-PSG, y en los encuentros de la próxima ronda de Champions. Las cámaras no perderán ni un solo detalle. Es el momento de la verdad.

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